Estoy
acá
El
bosque se estaba reduciendo, pero los árboles seguían votando
por
el hacha, porque el hacha era astuta y convencía a los árboles
de
que, como tenía el mango de madera, era uno de ellos.
—Proverbio
turco
El
brazo derecho se me separó del cuerpo
y
cayó por un acantilado
sin
retorno.
Traté
de agarrarlo con el izquierdo
pero
tenía que hacer equilibrio para no caerme
atrás
de mi apéndice.
Allá
va el anillo de turquesa
que
me regalaste. Lo usé
todos
los días de nuestro amor.
Se
me partió el corazón, pero sabía que
la
pérdida iba a ser parte
de
esta fatalidad inminente.
La
esperanza era la gravedad que nos mantuvo
avanzando
hacia una utopía
como
un espejismo en la indecisión.
Sé
que me tengo que recomponer,
no
por la ruina mediocre del conformismo
sino
como armadura de resistencia.
Decepción
por 70 millones de
compatriotas,
rabia
por su complicidad
y
repugnancia por esa figura de odio,
el
flautista de Hamelin que nos llevaría
a
los hornos,
sé
que tengo que dejar a un lado
mi
dolor y mi rabia, descender
de
esta altura peligrosa del desprecio,
y
ocupar mi lugar entre los que entienden
el
precio de la libertad
en
una tierra que vendió el alma.
Estoy
acá. Sigo dispuesta. Mayormente capaz.
Abatida
pero ansiosa por compartir
lo
que aprendí con aquellos que
deben
asumir la carga de la necesidad.
Gravedad
también es el poder del arte
en
un horizonte nuevo.
Versión
de Sandra Toro
No hay comentarios:
Publicar un comentario