"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 30 de noviembre de 2025
GLADYS MENDÍA
Mundo
nuestro
mundo son las voces
hablan tan fuerte que es imposible no escucharlas
nuestra diversidad asusta
quieren que seamos una masa
que hablemos igual que escribamos igual
las voces guaraníes son una amenaza al neoliberalismo
las voces mapuche son bombas a punto de explotar
las voces mayas son un acto de subversión
las voces wayúu son disparos al sistema
las voces quechua son misiles explotando las instituciones
nuestra diversidad es un atentado
camino por las calles de mi barrio
y los represores han hecho un excelente trabajo
masificados todos uniformados todos anestesiados todos
cosificados en el tránsito siguiendo la señalética
acelerando en las autopistas
estrellados sin luz
soñando con la desobediencia
JARL RICARDO BABOT
Dicen
que estoy solo
Dicen
que estoy solo
con mis trigales, mis cuervos, mis girasoles.
Sé que estoy solo
con mis trigales, mis cuervos, mis girasoles.
¡Mirad bien! Que hay en ellos
niños
viejos
mujeres y caminos
que son verdaderos cipreses
y me dan la bondad de la sombra
cuando los altos soles de julio
—enloquecidos— se desprenden
y me persiguen.
Van Gogh, Van Gogh. Panamá, 1978.
De: “La pequeña orquesta”.
FLORIDOR PÉREZ
Al
finao de Rokha
Aquí
donde usted me ve,
en
medio del potrero
y en
mitad del camino de la vida,
veinte
o más años antes de pegarme
como
usted un tiro, emberrado, enrabiado
gritándoles
¡carajo!
a
los pájaros
que
me arrancan el trigo,
cojo
un grano pensando en la espiga,
en
las trillas de antaño
y en
la bien llamada dulce chupilca
que
hubiéramos tomado juntos.
RAQUEL JODOROWSKY
La
noche por arriba
La
noche sube del suelo
Con un corazón de alas redondas
Humo de oscuridad que nos abraza
Mientras duermen los astros.
¿Quién eres lo que se llama noche
Alzada como trigo sarraceno negro?
Gran Madre varonil, Gran Padre vestido de abuela,
Con leves huesos de mosca, tul o pestañas de flor
De pronto maduras como fruta de hierro
Y apareces, abarcas, envuelves
Transformando los bosques verdes en hojas de carbón
Cual grillete pegado en la piel del mundo
Sombra derramada noche
que aspiras el silencio caliente de lo humano
cubres, pasas, decapitas lo movible
guardando en tu bolsillo las vidas y los muertos
en una gran lágrima llena de amor.
Quisiera
saber adónde queda
La caverna del abierto cielo
Ahí donde lanzas el grito contenido
Quiebras los tentáculos de la negrura y retrocedes
Invadida por la luz enemiga
Por el triunfo del alba
En el brillo de las piedras y las plumas.
Bajas tu párpado gigante
Telón que cierra la ciudad hostil
Huyes de la claridad
Arrastrando tu sombra llena de clavos
Noche de cabeza acorazada
Escondiendo los cráteres, tus pinzas
Noche herida como perro acorralado.
Mientras
nosotros en la mortal existencia
Seguimos suspendidos observando la eternidad
Del presente y del pasado
De las guerras de la noche
Contra las guerras de la luz.
RIGOBERTO GÓNGORA
Los
actores caminan
Una
manera de decirte adiós,
mi perro vagabundo,
una manera de llorar mirando al cielo,
como si dijeran que la mente
se pudiera meter en el bolsillo.
La desesperación
quiebra cánones,
apariencias,
mitos.
Constantemente estamos en el viaje,
morimos y anclamos.
Aun así nuestro silencio traga historia,
se mete en el rincón más oscuro
a escupir,
orina las flores allí, por ahí,
como quien dice
juguemos una pequeña aventura.
Dicen algunos poseer la verdad,
pero esta no se compara ni se dialoga.
Simplemente los actores caminan
queriendo desquitarse la patada.
Los pantalones vuelan
porque no hubo reloj, desayuno,
golpe de doce ni zope de cena.
Alguien dice: actuamos sólo fuera del escenario.
Cierto.
La piedra duele al mostrarla
y mejor la aventamos,
y escondemos las uñas.
Aullamos, además,
o maullamos, acaso,
pero no somos ni perros ni gatos.
ZHIVKA BALTADZHIEVA
Aunque
el sentido insiste en permanecer en ti
hay
tantas preguntas
que
la temperatura de la respuesta sin encontrar
rebasa
los límites y los limbos. Extrañeza
sienten
los objetos, los amados, el paisaje,
las
nubes se quedan suspendidas
en
el horizonte. Cae
el
párpado del Universo reptil. ¿Y si hay allí
una
pupila que te mira y ve,
podrás
saberlo? ¿O solo vibrarás,
imaginando
su luz, su noche oscura, su temblor?
¿Ininteligible?
De:
“En el sinlenguaje”
sábado, 29 de noviembre de 2025
JARL RICARDO BABOT
Canción
por un tigre apenas conocido
Todo
llanto se habrá oxidado.
Todo hueco hallará su ángel.
Todo mar su lápiz, su papel, su corcho,
su rodilla.
Yo hallaré la tarde —nombre
sin lágrimas—. La hallaré
como quien halla, sin buscarlo, al tigre
que le robaron.
Entonces pensé en el tigre
y en la acrobacia del humo
que lo ocultaba.
Pensé en sus patas misteriosas
en los lechos que pisaron
en los años en donde se ocultó
por tanto tiempo.
Le propuse que me dejara seguirle
que por favor me llevara a los sitios
que debimos conocer unidos.
Mas el tigre me llevó a nuevos lugares
y nos maravillamos como niños
y como niños
juntos, nuevamente, crecimos.
El tigre es el paisaje eterno;
más que una tarde
o la montaña.
Más que las piedras. Que las manos rotas
del silencio.
Más que el último reloj.
El tigre es la vida. La vida que corre
aun cuando lo impidan todas las cosas.
El tigre avanzó despacio.
Ni siquiera lanzó un gruñido
cuando los niños, detrás de él,
le lanzaron las primeras piedras.
No tuvo prisa cuando le sobrevolaron
helicópteros y aviones. Siguió andando
despacio, sin mirar a nadie.
Sin embargo, levantó los ojos una sola vez
—un único instante—
para mirarme fijamente cuando me puse
delante de él. Luego, se hizo a un lado
siguió su camino
amándonos, tal vez,
con su aparente animal indiferencia.
Animal volviendo
de un disparo inexistente.
Un compañero
una amiga
que pasan volando
por encima de mis orejas
caídas como hojas
en otoño.
FLORIDOR PÉREZ
Más
sabe el diablo por quemao que por tentao
Perdón
si no me quedo con la boca abierta
para comerte mejor siquiera con los ojos
ni me doy de cabeza contra un poste
por volver a mirarte cuando pasas
vitrineando el maniquí entre posibles clientes
que se encalillarían con el mayor agrado.
Perdón
si no me embruja
el mágico tam-tam de tus tacones
y te dejo pasar
como una oferta de temporada.
Perdón
si permanezco inmune frente al
CONSULTORIO
esperando a la flaca de pie plano
que apenas se le pasen sus achaques
me llevará en un tour al paraíso
y encenderá con sus manos fuego para mí el próximo
invierno
y meterá sus manos al fuego por mí el próximo infierno.
Mientras
que tú, ricura,
estarás muy ocupada
pintándote las uñas de tus pies perfectos
y mejor no sigamos más arriba
no sea que me tientes, diabla,
que me piques, araña de potito rosado.
RAQUEL JODOROWSKY
Himno
del mundo
Estrellas
de mar
Cargadas con el fuego
Del agua primordial
Con su piel llena de cráteres
Y púas de rojo amanecer
Con lunares de sol negro
Que palpitan.
Carne
de estrella viva
Trozo de Era Fósil y esqueleto violeta
Cinco brazos terminados en pies
Que flotan como pétalos libres.
Pongo
dos estrellas
Dos fragmentos de océanos rotos
Sobre mis ojos
Traspaso su misterio húmedo
Flor de luz y dureza marina
Así me encontrarán, varada
Cubierta de estrellas de mar
Cual diosa nómada del cosmos
Que en el límite del mundo
Se ha tendido a soñar…
RIGOBERTO GÓNGORA
Testimonio
del hombre
Decía
mi abuelo:
antes
los pájaros cantaban
libremente
y el sol alumbraba a las piedras
y mariposas.
Pero de tiempo en tiempo
cambiaron los vientos
y la tierra nuestra se llenó de extraños
que la mearon y pisotearon.
Los animales se escondieron de los intrusos
y buscaron en los montes piedras
para ocultarse de los extranjeros.
Hoy mi padre dice:
¡Ya tenemos
mucho lodo en los ojos
y es justo limpiarlos!
Las piedras empiezan a decir malas palabras.
Los extranjeros tienden a desaparecer.
Luego yo, poeta campesino, digo:
¡Es hora de cortar el viejo lazo
que sostiene la carga
y empezar de nuevo
a vivir en la montaña!
Ahora que las piedras vuelan,
¿dónde están los extranjeros?
Aquel
gris humano se reía de su pata coja
Amaneció
cansado de la vida.
Vaciló.
Rompió el flácido flaqueo de sus piernas
y empezó a caminar
muy lentamente.
Su dura sombra lloró al
ver
su triste esqueleto
y arqueó sus largos y
suaves brazos.
Caminó, entonces, con sus labios,
con su lengua,
gritando:
“El
tiempo ya no existe”.
Ajustó los ingentes ojos a la sombra
y en el silencio lloró
espesamente.
Hoy,
el antiguo humano
se pierde con sus hojas,
con sus palabras cojas,
con sus mudas congojas
vestidas
con las grises y melancólicas concavidades de la noche.
ZHIVKA BALTADZHIEVA
Cuando
partí,
partieron
las flores, el río, la lluvia,
la
nieve, los pájaros, el camino, las estrellas
del
asombro, los rostros de los deseos, el desdén
y
las cicatrices, el último animalito. El paisaje
se
desvaneció. La ventana
sigue
mirando. Hacia dentro.
De:
“En el sinlenguaje”
viernes, 28 de noviembre de 2025
GLADYS MENDÍA
La
muerte se pregunta
me
preguntas qué es la muerte
la muerte somos tú y yo
nosotros somos la muerte preguntándose
QUÉ ES LA MUERTE
a nuestra edad ya somos expertos en la pérdida
qué es la vida sino la escuela de la pérdida
pérdida y muerte
muerte y pérdida
nadie
nos dijo que veníamos al mundo
a aprender a perder
a aprender a perdernos
JARL RICARDO BABOT
El
buen árbol susurra al hacha
El
buen árbol susurra al hacha
algo.
antes que caiga la primera astilla
al suelo;
arriba cantan,
ocultos por las espesas ramas,
algunos pájaros;
estarán allí,
justo al instante mismo de caer la herida
/mole
sobre el cuerpo del hombre que piensa
que se aparta.
De: “Pequeños
daños y gritos”
TERRANCE HAYES
Espera
y verás
al
final él dejó claro que no te quería
pero nunca tuvo la cortesía de marcharse
sin
necesidad, reconstruiste tu identidad alrededor del hecho de estar sola
aunque nunca pensaste en ello en esos términos
pasaste
un tiempo permitiendo que todas las personas equivocadas pensasen que eras
guapa
viéndolas performar a ciegas sentimientos no recíprocos hacia ti
eliminando doblemente tu distancia respecto a todo acto
porque
te niegas a conocer el sentimiento de no tener nada que amar
aunque ese sentimiento vaya a alcanzarte eventualmente
todo
el mundo te explicará cuál es su parte más dolorosa
dirán
que es el momento en que ya no queda en él nada para ti
o el momento en que él te encuentre en otra persona
pero
nadie te dirá que es posible
alejarte de la realidad, un poco cada día
hasta que no queden partes de ti en ningún lugar
Versión
de Adrián Viéitez.
RAQUEL JODOROWSKY
Olvido
Crece
la hierba roja del olvido
Y todo lo dispersa
Hay fieras lámparas encendidas
¿quién hundirá sus manos en el fuego
Y rescate mi rostro entre cenizas?
Los huesos del viento
Emiten música de luz mordida
Cuentan la memoria de la tierra
En melodías de náufragos
De sonámbulos en el límite del precipicio.
Para volver invisible tu recuerdo
Trazo un encantamiento ante tu puerta
Con señal de tiza blanca
Y alfabeto de luto
Pero en dificultades progresivas
Aparece tu rostro
Estornino de mejilla plateada
OH, licor de amor, llanura de agua
Como paloma nueva tus besos fueron.
Hoy
salen de la nube del alma
Mares y lápidas, bocas quebradas
Y trampas de sol.
La hierba roja del olvido
Cubre el lenguaje azul
De todo cuanto ardió, por un instante
En el vuelo de la vida…
RIGOBERTO GÓNGORA
Teoría
de infancia
Así
debiste verme: un enano, calzones lavados
con tirantes;
saludando el bahareque tierno
de la casa donde quedó la sombra
de aquel niño precoz;
nadando en charcos dejados por la lluvia.
¡Ah, locuras!
Al
pedigüeño del lugar
el tiro de gracia:
¡pum!
Así me encaramé a la vida: jugando
escondelero;
el
hoyo de la güimba;
ladrón librado.
Por eso, cuando me silencian,
quiero robar
el carretón de palo
para seguir soñando
a correr y a volar…
ZHIVKA BALTADZHIEVA
Homero
Adivinando
he dejado de ver.
Y
ahora me despierto
en el ojo
de otro.
Hasta
el dedo
que me quita la lágrima encendida
es suyo.
Se
quema.
Y
arde.
Y tanto me duele
que
canto.
Para
no sentir.
Versión
de Eva Davidova
jueves, 27 de noviembre de 2025
GLADYS MENDÍA
Voz Latinoamérica
la
voz mosaico la voz fragmentada la voz muchas voces
capas de voces en estremecimiento
lo cotidiano lo exótico lo corriente lo exquisito
la voz inquieta la voz fuerza la voz queja
nuestra voz impura ramificada en tantas voces
por necesidad biológica por adaptación por lógica
por tanteo por propuesta por entusiasmo
sin teorías con archivos temporales
muriendo juntos por la misma bala
sin homogeneidad
voces que llaman a lo fértil sin padre
voces de circunstancias
descriptivas arbitrarias elocuentes
logran su no finalidad
voces al extremo
voces que suben de espaldas al cielo de la tierra
JARL RICARDO BABOT
Penélope
Penélope,
te habla un Ulises sin retorno;
ya de vuelta cada tarde
para verte tejer
olas en el mar del tiempo.
¡Ah, Penélope…!
Ya no hallo en tu mirada
la huella de la nave
que seguías,
cielo y viento,
más allá del horizonte
mojado por tu llanto.
¡Has extraviado todo…!
Nave,
isla,
arco y flecha…
¡Has extraviado el sol!
Oh, Penélope, al ensartar tus trenzas
con que tejes esos barcos que fabricas,
las velas no supiste orientar hacia mi sueño
y se perdieron en medio de la niebla prohibida.
En Ítaca,
tú muestra orgullosa tus sienes sin cabellos:
los telares;
mientras urdes en mi herida.
¡No sigas adelante con tu tela…!
Tú quieres un fantasma estrangulado por la arena
y despertar sobresaltada
al grito de que vives.
Yo quiero morir traspasado por tu aguja,
al grito de que muero con tu tela entre los ojos,
secándome las lágrimas.
De: “Un
sonido a hojalata”
TERRANCE HAYES
Manhattan,
29ª, cruzando la avenida y tras las barandillas: una playa pequeña
dejaste
los estudios
y renunciaste a la vida
tuviste cáncer o algo así, te extirparon la carne
surgieron nuevos problemas en tus ganglios linfáticos
viniste a mi lectura en chinatown y vomitaste
participamos en un taller de escritura creativa
tú escribiste sobre un perro que era un robot triste
yo escribí sobre niños tristes y un calamar gigante
ahora eres electricista
los préstamos que pediste como estudiante te han jodido
hay un juego online al que dedicas mucho tiempo
has ganado mucho peso
dijiste que ya no revisas tu mail
te dejé dinero para comprar tabaco
has renunciado a la vida, te dije
tú dijiste que no
te dije que deberíamos echar la lotería
tú dijiste que acababas de tirar diecisiete boletos sin premio
te dije que había ido a atlantic city en acción de gracias y había ganado
te dije que deberíamos ir a atlantic city
tú dijiste que para eso tendría que tocarte la lotería
me
llevaste a la playa
la playa estaba gris
te tumbaste en una roca y dijiste que aquello era bonito
eran las 3 A.M., yo permanecí de pie, quieta
el agua estaba negra
vámonos, dije
espera, dijiste
dije vale
y pasaron unos minutos
Versión
de Adrián Viéitez.
RAQUEL JODOROWSKY
No
me relaciono
No
me relaciono con el desastre
ni con la muerte.
Soy un as-pájaro que come vida
adaptado a diámetros de luna y sol.
Una mujer pacífica en un mundo de batallas.
Hay tanta cólera en la mente de los hombres
¿Cuándo van a comprender que hay
un camino distinto
para llegar a los grandes poderes?
Porque
¿qué cosa duradera redime la violencia?
¿Qué es lo que la sangre lava para siempre?
Si todo queda realmente negro
bajo una costra de tristeza.
Nuestro espíritu no está hecho para matar
y a veces mata
en el nombre moderno de Dios
que es el Dios de las excusas.
¡Cómo quisiera que esta humanidad no sea
una flor de música destinada a quemarse!
Cómo olvidar las traidciones, los dráculas
las artes-trampas que dirigen la decapitación
desaparecen ciudades o gobiernan las almas
introduciendo microbios que carcomen
la alegría de vivir.
De suerte que estos erores invaden un siglo
confunden los pueblos y alteran
el movimiento del corazón del hombre.
Hemos olvidado lo grandioso que somos.
Mi
poesía siente frío en este mundo
donde no me relaciono con la especie.
…Y mientras ellos caen yo resisto…
RIGOBERTO GÓNGORA
Susurro
subversivo
Somos
una fiera en el camino de los dioses, una réplica al tiempo.
Se tienden nuestras manos huesudas sobre el sexo.
Soñar, y pensar que hizo estragos la píldora de ayer.
Sentémonos, lloremos junto al tiempo las caricias, vaguemos en silencio.
Un ruido susurrante romperá nuestras carnes.
Hagamos el amor, olvidemos anticonceptivos.
Sigamos empujando gotitas en tu vientre, y después mostrarás tú, guerrillera
del parto, al hijo combatiente.
ZHIVKA BALTADZHIEVA
Hileras
de letras I
Hileras
de letras, pequeñas columnas volátiles,
hormigas omnívoras,
agarradas
al sentido y la emoción.
Negras
cadenas
¿hacia dónde?
Las
sombras invertidas traspasan las ondas,
los
espejos del vacío
¿hacia dónde?
Un
paréntesis de tiempo en el tiempo.
El
bucle del verso propaga luz e imagina oscuridades
por los cuatro costados.
¿Hacia
dónde?
Cada
vez más velozmente cortan los mundos
los versoalas de corneja.
Hay
tanta lejanía
en el soplo de los abanicos negro-blancos
¿hacia
dónde?
Versión
de Eva Davidova
miércoles, 26 de noviembre de 2025
DULCE CHIANG
Ciclo
tercero de luna
La
Desnuda sueña.
Duerme un pez girando en los anillos de Saturno.
Ella gravita cerca del techo,
oscila el hilo de plata que la resguarda del interno vacío.
Una
gran ola incandescente
a torrentes le baña los pechos intactos
y orbitan sus extremidades rumbo al radiante.
No
se puede tocar a La Desnuda.
El sopor viscoso del cuarto en penumbra reza:
“Sólo onanismo permitido”.
Los dedos de La que Duerme Levitando
transpiran un hedor a tres ciclos de Luna.
La
han llamado Virgen del Cosmos.
La que Flota junto al Techo.
Se
llueve santísima y dormita
la Desnuda Iluminada,
Milagrosa Fluorescente,
Poderosa y Voladora
MARICELA GUERRERO
Acumulación
Un
poema es una acumulación que se distiende:
costal de gatos refulgentes en las bóvedas del
tiempo: prisa y nebulosas:
días repletos de cestos de fruta
y de cestos con cáscaras y semillas.
Días colmados de prisa y nebulosas, hijo.
BEATRIZ SAAVEDRA GASTÉLUM
Cicuta
de tiempo
Dialogo
con los muertos
para ver al otro lado como un ciego,
recorro la senda indescifrable
prisionera de mi cuerpo,
de esta sombra que me busca en la memoria.
De
algún modo dispongo mi esqueleto
en el intrincado paso de imágenes y nombres,
pero sueño también
y me revelo
en la desmesura del instante,
en la cicuta del tiempo.
Bajo
el sigilo de la acera
escucho el resonar de un diálogo involuntario,
la ociosa espera
para moverme en la vasta noche silente
y olvidar el sueño último,
el polvo de universo intolerable
que acumula el pasado
esa luz que se apaga
trazando voces desde otra puerta.
Son
las mismas caras,
rostros fugitivos comiendo el pan de otros
y en su sopor infinito
penetran mi infatigable desnudez
en transparencia.
DAVID GONZÁLEZ LOBO
Descanso
Buscas
una rama de encina,
un nido,
o por lo menos la nervadura de una hoja nueva.
En
el espejo apenas quedaba un boceto de su piel,
restos del calor de las manos
y un trébol morado bajo la lluvia, el viento y la nevada.
Un
mirlo
cruza entre los lirios
y la hierba.
El
tiempo se rompe o se congela. Dime.
LEONARDO ALEZONES LAU
Noche
de jaurías
al término de la mansedumbre
la fiel dentellada
se hace vil
así
sea en un vuelco contra la mano
que guía al can
perro fantasmal
si ya ha sido dormido
(¿es
o no este virus un sueño?)
humanidad
cuando no conozca
de amos ni de credos
es
entonces
qué los colmillos se astillan
unos contra otros
materialízalos
crispando tus vellos
y ladra fuerte frente a sus cámaras
HORTENSIA CARRASCO SANTOS
Cada
una de mis palabras
Escucho
la voz de una niña latir en mi garganta.
De ella escapan los gritos
que no hice cuando mi infancia se apostillaba
entre las faldas de una mujer pretérita.
Esa pequeña debiera observarme desde un sembradío de cebada
y burlarse de mi presente porque vivo al día y de ese a diario
voy con la carne de mi cuerpo por la casa o por la calle.
Tiemblan los albañales por donde mi sangre pasa
y empujan un ruido de níquel, un ruido de papel, un ruido de tela.
Si la niña encendiera un cerillo para quemar las cáscaras del llanto,
y en esa quemazón murieran los animales del odio,
los botiquines serían usados para curar cada raspón de la niñez
y así yo no escucharía a la yo que grita
y me señala con el dedo dónde colocar cada una de mis palabras.
martes, 25 de noviembre de 2025
DULCE CHIANG
La
implosión
Manos
de fuego quise construirme
para venerarte cada noche.
Para después de la lucha
amasarme tibia y mansa
y pensar que mi vientre se consumía
con las luces de tu cuerpo
pero eras tú
que explotabas.
Quise
llevarte a conocer el delirio.
Descubrir a tientas tu secreto,
para que llevaras contigo
de mi garganta
un ladrido,
o un pedazo de mi ingle
en el bolsillo.
Yo
no sé de la condición humana
ni de esta locura que me afecta.
Nada sé de nada, Amor,
soy La Ignorante Universal.
Pero
no llegué a matarte
ni lo intenté de cierto.
Quise sólo ver brillar tus ojos
con aquella rabia fugaz que me encendía
no sé qué en el interior del pecho,
o gritar en un idioma indescifrable
y pensar que voraz te inventaba un alfabeto.
En
la transparencia quise conocerte.
MARICELA GUERRERO
Acumulaciones
Los
poemas se me acumulan (hijo)
en el hígado, el bazo, los riñones
(formaciones calcáreas:
estalactitas, estalagmitas:
grutas interminables que se dicen sin escribirse
se forman —deforman—)
piedritas en el hígado en el zapato,
una piedra me enseñó que mi destino
y el que esté libre de pecado… la primera de una
pila —acumulaciones—:
piedra sobre piedra.
Prohibiciones médicas:
café y cigarrillos, por lo que te decía de las
irritaciones,
sensibilidad extrema de los órganos, ni
monumentales ni musicales:
guerras internas —intestinas, literal—
de las palabras por emerger, ver una luz, palabras
que se desprendan:
palabras de sal, de cal, de óxidos, palabras de la
herrumbre, palabras piedras, palabras nebulosas
palabras grutas —acumulaciones de la vida—
floraciones: tejidos del amor.
Un poema es una acumulación que se distiende:
también el cáncer y
las altas cantidades de azúcar:
acumulaciones halladas por no decirse:
acumulaciones nebulosas, el universo:
los poemas se acumulan.
LUCILA ESTRADA DE PÉREZ
Mi
destino es sufrir
¿Por
qué aun en medio del placer yo siento
profunda pena y amargura tanta?
Cuando todo sonríe, todo encanta,
mi triste corazón sufre un tormento.
Tal vez sonrío aparentando calma,
cuando el dolor me hiere y me devora.
Y es que oculta mi risa engañadora
el infinito padecer de mi alma.
Como la débil flor que combatida
por el fiero aquilón dobla su tallo,
así el pesar agostará mi vida,
y cumplirá de mi suerte el fallo.
Cuando al impulso del dolor sucumba
y a las altas regiones mi alma llegue,
no habrá una amiga que con llanto riegue
la humilde losa de mi helada tumba.
San Salvador, 31 de octubre de 1878.
DAVID GONZÁLEZ LOBO
El
camino
Era
un niño cuando iba al arroyo del Mijao.
Paraba en casa de Delia y en la de Filomena.
Dejaba que me hablaran de sus parientes.
Antes
de entrar a la umbría del bosque
seguía oyéndolas al lado del humo de su fogón
o frente a unas ennegrecidas hornillas de kerosén.
Aquellas
voces seguían entre la algarabía de los pájaros.
Temblaba con la soledad de ellas y la mía
al doblar la curva, al bajar la cuesta y llegar a la ribera.
Entre
las piedras y las lianas nos íbamos borrando en la penumbra.





