Interior.
Cantina–Penumbra
Al
entrar
encontramos a Papá
llorando
doblado
sobre la barra
musitaba una plegaria
en lenguas de fuego
—nubes
etílicas
opacaban su rostro—
Hermano
y yo
lo tomamos por los brazos
e intentamos levantarlo
fue
inútil
su cuerpo de gran roble
yacía derrumbado
y la llama
ya lo carcomía
desde adentro
Una
tea inmensa
como un lucero
se había empozado
dentro de su pecho
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