miércoles, 5 de noviembre de 2025

ZÉLIE LARDÉ

 


Dicha

 

 

En la tarde, después de la faena diaria, cuando me siento a descansar, llegan junto a mí mis tres hijitas y, acariciándome, me piden que les cuente cuentos. Todas se suben en mis piernas y escuchan embebidas, con los ojitos alegres. De vez en cuando interrumpen, felices, mi relato, con la risa a flor de labio.

Cuando estoy así, con esa dulce carga entre mis brazos, no ansío nada, nada…

¡Ah!, y aun así dicen muchos de que no existe la dicha en la tierra…

 

De: “Poemas de mi soledad”

 

 

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