Pellejo
Tengo
un salario digno
lo voy tasando en cada vitrina
golpeada por el viento
lo tengo con canas polinizadas
de tanto leer el periódico
las grietas de los muros
las noticias
cariando los asesinatos
los robos a mano armada
la pedofilia
en el parpadeo de los semáforos
el asma
pesándome como un funeral
los síntomas
de mi úlcera
con la geografía de la rabia
lo tengo
para sujetarme
a la economía de mercado
a esa pelvis sin brújula
del centro comercial
al reloj de arena de las cervezas
a ese arañazo del tiempo
en cada recuerdo
en la entumecida
mueca de los parques
después de una tormenta
tengo mi pulso encalleciendo
con los cambios de estación
para ajustarlo al horario de mi oficio
al recoger del sombrero
las monedas
hasta que termines
de pesar
mi piel con tus retinas
cuando termines de leer este poema.
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