lunes, 9 de mayo de 2016

ANGELAMARÍA DÁVILA MALAVÉ




Para decir adiós



para decir adiós
parece que es más fácil desgarrarse o morirse
mesarse los cabellos, rasgarse los vestidos
dar voces, desmelenarse
hacerse un mar de lágrimas, enloquecer
sufrir con velloneras o escupirle a la vieja luna.
más fácil que pararse ante todo, descifrar ruinas
recoger alguna brasa —que siempre hay—
tramar olvidos; y organizar de nuevo la canción.



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