lunes, 29 de mayo de 2017

SERGIO BADILLA



  
¿Qué hacíamos en la oscuridad de Samaria?



La ciudad dañada
el odio interminable
y la razón equívoca.
Un disparo acredita el desconcierto
de aquellos años de confusión y de quimeras
y el agua se entretejía y zigzagueaba
a través de las baldosas.
Lloriqueaban las madres
en retiro amargo en la sombría mazmorra
además silbaban los pífanos de los convoyes
en la vieja estación
con sus pescuezos negros desde lo alto
de las locomotoras.
Gandules  poseídos y soplones
espiaban para la jauría asesina.
El mundo se venía abajo con
las reglas marciales y los estrépitos.
Era reflejo de las ametralladoras en las ventanas
durante dos o tres veces por día tras un despojo
diferente.
¿Qué hacíamos en la oscuridad de Samaria?
con sus murallas inmaculadas en la curvatura
de los cielos
donde dominaron los impulsos envilecidos
de la locura
y no hubo lugar para la clemencia.



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