lunes, 29 de mayo de 2017

ABEL RUBÉN ROMERO




Voz remota



No el cuerpo ni los ojos,
la llama de lindes fatuos,
una cálida curva
hasta mi cráneo,
hasta mi sangre.

La llamada remota,
el tiempo incorruptible,
el pozo que acecha.

No los ojos,
el mirar de los dedos,
un respiro cuando la ansiedad se agolpa
y exhala en busca de sosiego.

No el cuerpo,
la carne.
No los ojos,
la mirada,
la ancestral llama(ra)da
siempre sola y sólo nuestra.

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