lunes, 6 de noviembre de 2017

NOÉ BLANCAS




Del otro lado



¿Y si al final no estás, de estos manglares,
ni sirena ni sílfide ni música;
ni te deshilan áncoras ni calmas,
ni te deslíe como a mí esta lluvia?

Farfulleras, remiendan, las luciérnagas,
murmullo intransitable, turbia angustia.
Indescifrable aullido quema su ala.
Una amarga bandada de responsos
revienta, como balsa tumefacta.

Alguien troncha la flor que busca, errátil,
su narcótico dulce al otro lado
de lo frágil, del ámbar fugitivo.
Convulsionado, sordo, como un charco,
mi corazón, sin voz, está vacío.

Ha zarpado mi barco como un ebrio
de aguaceros, como una letanía;
la brújula inmutable, mas sin costa.
¿De dónde volverá, desde qué orilla?

No lo fondea nadie ni lo vuelve,
ni cuencas ni caletas ni bahías.
Infierno donde, estática, se agita
sin remitente, apócrifa, la vida.

Anónimos estigmas se me enraizan.
En ellos huracán ni sangre aúllan.
La guerra ha concluido con la guerra.
Mi herida no denuncia puya alguna.

Más allá del escampe, del Infierno,
tal vez me sobreviva, amor, tu aliento.

Tal vez el limo, ni raíz ni fruta.

Mas, ¿si al final  no estás, de estos manglares,
ni te deslíe como a mí esta lluvia?




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