lunes, 4 de diciembre de 2017

MARGARITO CUÉLLAR




Bibliotecas



Mi biblioteca no contiene libros, contiene saltos de agua
Risas océanos donde respira el mar,
heridas luminosas que se quiebran, líquida forma de interpretar el mundo.

Mi biblioteca no tiene enciclopedias
sólo nombres de países remotos
Ninguna Parte, Babel, Aucarimántima.

En mi biblioteca no hay diccionarios
sólo libros en blanco ilustrados por preguntas.

No hay en mi biblioteca joyas de la tipografía
y sí computadoras que piensan por nosotros.
Si buscan a Dante hallarán una hoguera.
Si aspiran a un Borges se apagarán las luces
y un laberinto lleva al jardín de los senderos que se bifurcan.
No se lamenten si los pisan cuando busquen en la K de Kafka.

En vez de las obras completas de Eliot
un nintendo Wii:
Nietszche y su Hermana se Divierten.
El Doctor Freud en el Diván de los Insomnes.

En mi biblioteca Frankistein toma sangre de soya
y el Marqués de Sade, arrodillado ante el amor
pide perdón por vivir la época equivocada.

En mi biblioteca no hay libros, sólo contenedores de sueños,
manuscritos sobre barras de hielo, obras selectas del fuego,
antologías del aire.


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