lunes, 4 de diciembre de 2017

MAYRA OYUELA




Escribiéndole una casa al barco



Esta casa vuela.
Su altura conjura un papalote
que se distorsiona a la distancia.
Esta casa es un mar
y un barco también,
donde crispados, salimos
a contemplar
los delfines mas blancos de la locura.

Esta casa tiene un color, un nombre,
su capitán Morgan lanza de sus anzuelos
Aurelianos peces,
espectros que devoramos
en lo profundo de los desvelos.

Esta casa barco se desliza
por las olas de una Tegucigalpa oscura,
mientras humanos veleros,
navegan lento
dentro de botellas.






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