Escribiéndole una casa al barco
Esta
casa vuela.
Su
altura conjura un papalote
que se
distorsiona a la distancia.
Esta
casa es un mar
y un
barco también,
donde
crispados, salimos
a
contemplar
los
delfines mas blancos de la locura.
Esta
casa tiene un color, un nombre,
su
capitán Morgan lanza de sus anzuelos
Aurelianos
peces,
espectros
que devoramos
en lo
profundo de los desvelos.
Esta
casa barco se desliza
por las
olas de una Tegucigalpa oscura,
mientras
humanos veleros,
navegan
lento
dentro
de botellas.
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