jueves, 28 de diciembre de 2017

MAYRA OYUELA




Vehemencia



Beso el pavimento de las suelas puestas
en pies que nunca calzaré,
Me dejo poseer y sin miedo al poema esclavo de mi verdad
robo designios de bocas fugaces en mis recuerdos.

Ah! patria de estambres eléctricos,
paroxismo en las retóricas de mi yo.
Me quito el velo de los pulmones para respirar
un aire de anzuelos
tras las orillas de otras patrias,
en otros ojos que no sean los mismos de las tardes
en que cierro puertas
y me atraganto el alma con llaves de desconocidos.
Mitómana me ha vuelto la poesía
sin que ella padezca de esos espejismos.
Indago en plazas ajenas, 
edificios para el trapecio de los ojos.
Nunca temo hablar de mi inocua sustancia de verbos,
diabólica es la eficacia con que enamoro a los perros,
los domingos soy adversaria de la multitud.
Por mi lengua transitan
dudosos protagonistas,
dactilares salpicados en labios que jamás pronunciaré,
y a pesar de un fuego que me arde intrínsecamente                 
converso el poema,
soy una gigante compuesta de huellas,
de merodeadores,
de capitanes bravos que apuntan con su látigo
a mi preñez pálida de esclavitud.





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