viernes, 21 de septiembre de 2018

YVES BONNEFOY





Lo inacabado



Cuando él tuvo veinte años, alzó la mirada, vio el cielo, vio nuevamente la tierra, con suma atención. ¡Era cierto entonces! Dios no había hecho más que un bosquejo del mundo. No dejó nada sino ruinas.

Ruinas este roble, aun siendo tan bello. Ruinas el agua que viene a romper suavemente en la orilla. Ruinas el sol mismo. Ruinas todos estos signos de la belleza, como bien lo prueban las nubes, aún más bellas.

Sólo la luz poseyó vida plena, se dijo. Y por eso pareciera simple e increada. Desde entonces, los bosquejos es lo único que le gusta de la obra de los pintores. El trazo que se cierra sobre sí le parece que traiciona la causa de este dios que hapreferido la angustia de la búsqueda a la alegría de la obra concluida.


De: “Las uvas de Zeusis”.

Versión de Adalberto García López 


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