valeria
día
de fiesta
en
que las risas van apagadas
la
música se congestiona
en
las aburridas
piernas
bailadoras
(
algunos mueven el bote indiscriminadamente )
y
es el aire
una
invitación
al
fracaso
las
luces iluminan la pista
en
la que una manada
de
leones hambrientos
olfatean
el culo de las hembras
y
fuman un cigarro
muestran
sus dientes
en
una lúcida ocurrencia
mientras
desanudan
sus
corbatas
(
los ojos ávidos
o
los menos experimentados
buscan
torpemente más allá de la bragueta )
en
las sillas estamos los perdedores
los
mirones empedernidos
siguiendo
el vaivén de las grupas
la
ronca celebración del instinto
y
el corazón abrumado:
ahí
en medio
valeria
la
bomba prodigiosa
la
loca del enramado
frugal
promesa del deseo
poniendo
el nombre a la noche
una
gota derramando sus muslos
y
yo tan miedoso
tan
estúpidamente tieso
para
decirle de qué está hecha
para
enseñarle sus olores
y
trepar su mirada encendida
valeria
la insondable
la
madeja
de
colores encrespados
la
profunda hija de la macana
moviendo
la noche
llevándosela
a la cama
con
todo y los leones
del
día de fiesta
y
los perdedores
–y
yo con ellos–
a
derrumbar el silencio
a
avasallar el clítoris
en
una penetración multitudinaria
De: “Cuerpo en añicos”
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