viernes, 4 de septiembre de 2020

ALEX FLEITES




Mujer danzando en una pieza de hotel



No va a poder con la mirada
cuando la luz que irradie su figura
haga estallar la oscuridad del cuarto

No va a poder con el arrobo
de quien la mira danzar,
isadora, ante el espejo,
mientras no acierta con el interruptor
que devolverá las prendas a su sitio
y hará del balcón suspendido sobre el puerto
un pasadizo directo hacia la noche

No va a resistir esa mirada
que descubre acordes a las manos
para que recorran el cuerpo
como si de la sabiduría de los dedos
pendiera la magia de su magia

Da el terral en el reloj de la garganta
en el momento en que no hace sino danzar
sobre la piel del hombre,
hasta no ser más
que una muchacha en movimiento,
un pobre pájaro proyectado
en la pared-cinematògrafo

Cae la sábana a sus pies,
y no hay aplausos
A la mañana, el mundo acogerá a dos mortales


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