viernes, 4 de septiembre de 2020

CARLOS MASS CANTO




Todavía



Enloqueces con el frío de la mañana.
No enciendes la radio:
eres demasiado joven para eso. 
En cambio, el corazón,
ruinoso y laborable, asciende
hasta la puerta de tu otro costado.
Jamás habrá de persuadirte del trato
que tienes en la vida doméstica
con una raza de acontecimientos
inútilmente sorprendidos:
la acumulación de pelo
de gato desvaneciendo
la identidad del piso, la prolija
vanidad de los zapatos
soportando una vejación mitológica
(pero todavía fuerte), el desahogo
sentimental de la luz y su reflejo saturnino, las ventanas
deseando otro paisaje y otro azul
(pero menos bucólico), la casa
y sus necios parajes interiores
plegados a una edad que no afirmas
(no, todavía no).



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