En el comienzo
Eres
el comienzo, la luz y la esperanza.
Antes
de ti era la nada y no habían nacido las palomas.
Qué
angustioso vacío el vivir sin saberte,
aunque
mis ojos adivinaran tu mirada lánguida
y
fueran construyendo mis manos tu presencia,
inventando
mis sueños piel, risa y esencia de tus besos.
Sin
ti andaba yo al garete, en un mar de borrasca,
cuán
alejado de todo puerto conocido.
Y
el mar también era la nada.
Tendrías
que llegar a darle un día
el
verdor de tus ojos, la sal de tus pupilas,
un
hontanar de lágrimas,
y
la suave madrépora que crece entre tus labios.
Sin
ti mi voz no tenía forma y su eco faltaba,
era
el lloro de un niño que se pierde.
Tú
le entregaste acento y le fijaste rumbo.
Y
entonces pude cantarte toda, con la voz que me diste.
Antes
de ti, la nada, la pegajosa angustia, la voz muda.
Mas
hoy comienza a respirar mi mundo,
nutrido
con tu luz, fincado en la esperanza.
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