jueves, 15 de octubre de 2020

CARLOS LOPEZ NARVAEZ

  


 

Almena

 

 

La tarde como valle macilento

y en ella tú la sonrosada nube;

bruma este amor calladamente sube

del claro río de mi pensamiento.

 

A tus manos desciende el firmamento

y de tus venas el color asume,

y se duermen la zarza y el perfume

de tu sonrisa al tenue movimiento.

 

¡Oh la clara dulzura de mirarte

callada sonreir, Dama cautiva,

impasible en su diáfano baluarte!

 

¡Oh la caricia inmóvil que furtiva

ondea como cándido estandarte

de tu esplendor sobre la almena viva.



 

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