Diálogos
en el Vimana
Todo
sucede en un nave que vuela bajo un estratonimbo sobrecogedor.
Aunque
en su exterior la máquina asemeja un avión relativamente moderno, el interior
de la nave reproduce el moblaje y la decoración de un vimana*. Pero este
detalle sólo es percibido por quienes saben reconocer el crujir de un
baldaquino, el sedoso frufrú de almohadones bordados con escenas del Ananga
Ranga, el rechinido de un viejo charpoi...
Viaja
Kama Hanuman Ganesha en el vimana, y con él se encuentran Arundhati Nogueda
Chávez, Natalia Ruiz Ochoterena, Ocípete Cascuijo Ramos y Margarita Toledo
Sigüenza, discípulas amadas y amantes del maestro.
Escuchan
las guiadas al guía, como quien mira el pabilo tembloroso de una vela a punto
de extinguirse.
Ahora,
menos joven -dice Kama Hanuman Ganesha-, absolutamente extraviado y sin ángel
de la guarda, envuelto en ropas raídas, ajadas, deshilachadas, anuncio, hijas
mías, la oscuridad para este siglo que apenas comienza. Con el primer cigarro
del día entre los labios y con una taza de café y leche por desayuno, yo mismo
me asomamo al espejo y pregunto en nombre de toda la humanidad: ¿Y si estoy
absolutamente equivocado? ¿Y si lo que ayer creí cierto es sólo un tejido de
falsedades y argumentos inconsistentes, a la luz del nuevo día? El escepticismo
consuetudinario es considerado sedicioso, porque se resuelve en el deseo de
confirmación o, en su defecto, en el ansia de cambio y en la acción generadora
del cambio mismo. Peligran, entonces, las formas establecidas de la moral, de
la religión, del arte, de la erótica, de la familia, de todo. Pero, cosa
curiosa, y aquí está el germen del encanto, el riesgo que corren esas formas
incluye su misma reivindicación. Porque no se trata de destruir sino de colocar
en situación de crisis cada elemento de la realidad, y conocer así su peso, su
textura, su estado, su composición química, su biología, su historia. El
aniquilamiento bárbaro y ciego del pasado no es una buena estrategia. De hecho,
es una acción estúpida… y fea. Al presentarnos como los atilas del
establishment, nos volvemos amargos e insoportables en medio de los nuestros, y
la gente empieza a dudar... sí, pero a dudar en invitarnos a la reunión del
viernes, porque sabe que somos capaces de echar a perder la velada con dos o
tres dogmas estúpidos que pretenden acabar con otros dos o tres dogmas
igualmente estúpidos (todos los dogmas son, por definición, estúpidos, como
todas las generalidades, incluso esta generalidad–todos los dogmas son
estúpidos– se vuelve estúpida si un grupo de personas lo toma como bandera de
su cosmología y lo presenta como plataforma política o como evangelio
religioso). En cambio, el anarquista encantador hace pública su lucha en contra
de los poderes fácticos sin desconocer los rasgos positivos de sus
representantes y de las bondades de la cultura vigente. Insisto, señoritas, que
debemos quitarle el poder teológico al pontífice romano, y distribuir sus
funciones entre todos los que hemos sido bautizados.
¿Y
qué hacemos con sus ropajes, caballero? –pregunta Natalia.
No
sé -responde el maestro-. El solideo es semejante a los kipot judíos. Yo lo
olvidaría, es muy aburrido. La mitra, sugiero que se ofrezca como trofeo al
mejor chef del mundo (y que cada cuatro años cambie de manos, como la
legendaria Jules Rimet). Y en cuanto al palio arzobispal, propongámoslo como
nueva moda entre las bañistas de Ipanema. ¡Sólo el palio, sin más prenda que el
palio!
Caballero
–advierte Ocípete–, le recuerdo que está entre damas decentes, pudorosas y
recatadas. Que andemos las cuatro desnudas en su cama, no le da derecho a
atacar los usos y costumbres de nuestra Santa Madre Iglesia…
-Es
que soy anarquista, ¿saben?
Arundhati,
la más joven, suspira: Y un anarquista encantador, nadie lo niega. ¿Otro
daiquiri?
*Un
vimana (también llamado pushpaka) es un artefacto volador de la India mítica.
En cierto momento de sus aventuras, Rama viaja a Ayodya en un vimana. Es muy
probable que algunos de los Objetos Voladores no Identificados de los siglos XX
y XXI sean, precisamente, vimanas.
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