En
la caravana
A Federico Bravo
Abandonó,
saciado hasta las heces,
“su viejo vaso y su taberna oscura”,
y ve, sin entusiasmo y sin pavura,
la senda recorrida tantas veces.
Todo
revuelto: triunfos y reveses,
pasión y engaño, ensueños y locura,
hambre y hartazgo, trono y sepultura;
laurel y ajenjo, mirtos y cipreses.
Va
en el tumulto mientras arda el foco
del Arte y el Amor, que hacen acaso
digna la vida de vivirse un poco.
Y
aquí pisando espinas, allí alfombras,
sigue, sin mucho afán, y se abre paso
con sus sueños… camino de las sombras.
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