viernes, 18 de febrero de 2022

JORGE ETCHEVERRY ARCAYA

 

  

Congregatorio de pájaros

 

 

Las ciudades crecen y luego se visten de niebla de hollín, solo los más fuertes entre nosotros nosotras se atreven a plegar sus alas y dejarse caer sobre sus plazas—las que quedan—sus cauces lleno de desperdicios donde flotan peces boca arriba a medio podrir
no, no tan sí—dice la gaviota—todo tejido es picoteable, digerible. Los aceites de la descomposición ablandan hasta los más duros tejidos—se incuban suculentos gusanos blancos que no querríamos, no podríamos dejar pasar

Concuerdo con la moción dicen los buitres y agregan que ser carroñero se está convirtiendo en una virtud porque ejercita la limpieza a la vez que aprovecha una fuente de alimentos que parece inagotable

Llegan gorriones y palomas oscureciendo el cielo desde los cuatro puntos cardinales la ciudad y el campo murmurando como la brisa sobre las hojas secas los tallos y las ramas quebradizas que parecen que son los únicos que van quedando—y unos troncos, pelados

 

 

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