viernes, 18 de febrero de 2022

JEANNE KAREN

 


 

La sangre es la descomposición del caos

en otras sombras
-te decía, Emily-
pero este otoño tiene plumas color plata
y la felicidad da una vuelta en su caballito de la alameda

Entonces, Emily
todo ha estado muerto desde siempre
y perseguimos nuestros propios fantasmas
cuidamos los vicios
como a una plañidera sedentaria en el sillón
y los ojos se nos vuelven mundos aparte

Si tu jardín de flores santas y agrias
tu jardín de abejas monosilábicas
y su reina encordada
estuviera aquí
me mudaría a él
al verde que enloquece
haciendo arder la higuera
y trayendo la lluvia negra algunas tardes

Ahí, en la habitación del pájaro
donde una pluma es aire
y el espacio un ala desprendida
descanso junto al gorupo
-diamante entre una bruma azulosa
Pero enciende una lámpara, Emily
para salir a dar una vuelta
o el jardín
el pájaro
tu boca
se quedarán en el otoño poseso

Aquí están las palabras que me dan cuerpo
Aquí está el dolor interminable
y la sombra de ese dolor
que me sacude
Aquí el corazón que estalla
y dicta el prodigio de la muerte
El corazón cómplice de los sepultureros
el músculo que arremete contra la sangre a la hora del placer
y la degusta y la hace suave como un pañuelo de seda
El corazón que se agita y llama
y reconoce el aullido del otro
El corazón de la bondad que se abre para que todo entre
La manzana que brilla entre los huesos
El corazón de la nada
El corazón que resplandece como un pez en el río
El corazón que escapa
y se disuelve como una cucharada de polvo rojo
El corazón que no ama
y el que no es amado
y se funde dócilmente con otros blandos minerales

De pronto es marzo y la calle se hincha
y la mente gira confusa como si fuera enero
como si de golpe toda la realidad hubiera caído
sobre la ciudad y los días que avanzan

No hicimos nada del uno de enero
al veintiocho de febrero de este año
No amamos del treinta y uno de diciembre
a mediados de junio del año pasado
ni en los primeros días de cualquier otro mes
No amamos hoy
ni amaremos el uno de marzo del año siguiente

Qué importa si los días nos ven pasar
mientras permanecemos sentados en una banca
y el agua rocía los cuerpos de las madres
que contemplan toda la mañana las palomas
y las escuchan zurear y presienten su vuelo

Qué importa si camino entre surtidores
y el agua huye entre los setos de rosas enanas
y collares amarillos y el calor
-todavía lejos- canta una tonada del trópico
que habla de palmeras ebrias

Parece que todo se aleja de mi entendimiento
el claxon de un auto rompe mi oído
y trato de estallar en silencio
para no gritar que deseo algo que pueda odiar hoy
algo que pueda odiar desesperadamente

Algo como el bostezo largo de esas madres
que compran comida chatarra
y celebran la vida que les golpea el rostro
mientras esperan siempre a que algo suceda
mientras esperan el día uno de marzo
y dicen adiós al día último de febrero

 

 

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