Yo
era más pobre que la noche,
más
taciturno que un monarca en la ventana,
más
solitario que un monje estilita.
Yo
no tenía más que el polvo de mi vida
en
los huecos de las manos.
Tú
has venido, las piedras han gritado,
las
ruinas han erguido la cabeza,
las
brasas en mi sangre han renacido,
la
vida ha retornado a su curso,
la
sombra ha dado a luz.
Todos
los caminos conducen a ti.
Versión
de Valeria Guzmán
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