Llevo
el silencio sobre los hombros
mi silencio:
copa de árbol podado.
Vadeando el rumbo de mis pasos,
lo sigo como higo al suelo
hijo de árbol
copa de higuera callada.
Desde
mis hombros
pide favores tocándome la oreja.
Yo lo veo con el rabillo del ojo:
“mírame silencio,
háblame silencio,
silencio:
deja de ser silencio”.
Y
él, antes callado:
“si del silencio hablas
es porque no hay mucho que decir”.
Espera
el silencio
después de que exhale un suspiro
habla por mí.
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