domingo, 31 de agosto de 2025




 

GUSTAVO TATIS GUERRA,

 

 

Niño iraquí viendo la soledad del agua

 


Ahora
no tengo otra compañía
que la soledad del agua
busco entre los muros
la sombra del abuelo que abre una puerta
y la luz dorada me invade la cara
pero ya no está él
ni la casa donde jugábamos
ni la calle donde nos sentábamos
a ver llegar el invierno.

¿Adónde fueron las estrellas que vimos
juntos en las noches más solas
cuando aún no habían
bombardeado el cielo?

 

GERTRUDIS PEÑUELA

 

  

En secreto

 

 

Ven, acércate más, bebe en mi boca
esto que llamas nieve;
verás que con tu aliento se desata,
verás que entre tus labios se enrojecen
los pétalos del ámbar….

Ven, acércate más.
Muerde mi carne
con tus manos morenas;
verás qué dulcemente se desmaya
el cactus de mi cuerpo,
y surge tenue de la nieve dura
la misteriosa suavidad del nácar.

No sentirás mi carne llamearse
con tersas rosas cárdenas,
pero sabrás que es tibia como un nido
de plumas sonrosadas…

Ven, acércate más,
bebe el aliento
que se aleja de mí como una ráfaga;
en vez de fuego sentirás el fresco
despliegue de mis alas….

Deja que entre tu pelo se deshojen
mis manos delicadas;
sabré quererte con quietud de arrullo,
sabré dormirte con calor de lágrimas.

Nadie en la vida te dará más seda
que la que yo destrenzaré en tu almohada;
tendrá el olor del musgo humedecido
y una sutil irradiación castaña.

Ven, acércate más.
Para tu cuerpo
seré una azul ondulación de llama,
y si tu ardor entre mi nieve prende,
y si mi nieve entre tu fuego cuaja,
verás mi cuerpo convertirse en cuna
para que el hijo de tus sueños nazca.

 

 

HAN DONG

 

  

 

Él miraba

 


Él veía a la mujer que bajaba del monte​​ 

con un cántaro de agua en la cabeza,

la miraba con tal fascinación

que se convirtió en ella.

Tenía ese don,

convertirse en un árbol o una piedra

o en la vacuidad absoluta de un monte desierto.

También podía entrar en un cuerpo sufrido,

anuente a las ataduras. Luego se transmudó

a ese hombre sentado ante la cama de hospital sin saber qué hacer.

Se filtró en sus lágrimas arrepentidas que brotaban del corazón.

¿Quién era?

Aunque entre él y nosotros no existe barrera alguna,

estamos separados de él por una distancia infinita.

 

Del ciclo VI. Milagro

 Versión de Radina Dimitrova.

 

CÉCILE COULON

 

 


Una sombra


 

Pero al final
lo único
que continúa siguiéndote
a pesar de todas las veces que has abandonado
tus responsabilidades, tu familia,
tu amor,
la única cosa que continúa
siguiéndote silenciosamente
es tu sombra.

Mas viva que la mayoría de aquellos
que te dieron esa esperanza atroz
de ser indispensable en sus vidas.

 

Versión de María Ángeles Aguilar

 

 

JUAN JOSÉ RODINÁS

 

 

 

 

¿En qué consiste ser un Don Nadie ligeramente místico?
(¿Banksy también inspecciona las flores?)

 

 

1

Pinto. Los limoneros negros serán rojos en la nieve, será octubre en la isla.
Es inevitable que esté yo lejos de mi lógica.
Siempre registré mis manos como objetos desconocidos.
Arrojé dados y los dados caían sobre el espacio oscuro.
Relámpagos, liebres rojas corriendo en las paredes.
O registré quizás los objetos desconocidos
como antiguos parientes que vuelvo a ver de lejos.
Hoy, empiezo a imitar mis gestos.
Hoy, octubre de algún año, en la isla sin alguien,
ya me llevo una vida (y algo más) de distancia.
Un mundo, en su capullo, mi cuerpo está muy lejos de mi cuerpo.
Un mundo, me aproximo a los pequeños desiertos de las cosas a escala.
Pinto. Yo pinto. Soy todos mis juguetes perdidos.
Soy la mano de Turner en el ojo de Banksy.
00:55: estoy mejor: se ha acabado mi tiempo.
La vida son las manos que he usado para sentir la vida, para sentir mi vida.
En realidad, todos los días camino hacia una puerta abstracta.
En realidad, todos los días soy cuatro esquinas ligeramente imaginarias.
Dibujo mis estrellas. Me contengo a mí mismo: soy irregular (sólo existo por eso).

 

 

3

No me dejes solo: medítame
pero
estoy
solo
pero
estoy
entre las tazas por lavar.
Hallo
límites para esta figura.
Soy un vaso despedazado.
Soy un vaso desproporcionado.

Mi desesperación
es
de figuras firmes.

 

 

4

Aquí las formas buscan sus objetos.
Alguien diría que son anémonas fluyendo por el agua,
el mar da su contorno a las cosas que crecen
(lo que fue concéntrico se expande).
Sal, anémonas negras se alejan hacia el mar:
en ellas, hacia la vieja luz, se van mis ojos.
Ánforas sin escondite: aquí las cosas crecen.
Uso las manos para pintar.
Uso las piernas para caminar por un patio desconocido.
La estrella es luz que no se alcanza:
un cuerpo extraño en el vacío.

 

 

5

No quiero beber agua
-este lenguaje me destruye-
la
primavera:
el
gato
vigilante
tras
el
ojo del sueño.

¿Dónde estoy?
Fíjate donde
están
tus piernas.
Tú estás
en
la
mitad
de
todas partes,
en la mitad
de todos
tus fragmentos.

 

6

Estás del otro lado. Estás sobre tus muertos.
“Una niña en Vietnam de la mano del ratón Mickey y del logo de MacDonalds.”
Destruyes lo que te sostiene y destruyes lo que no te sostiene.
“Un guardia británico que orina contra un muro”
Entre tu mente y el desierto, allí desapareces.
“Un trabajador municipal borra el arte rupestre.”
Ya desaparecido, eres la habitación derramada en tus muros.
“Una niña con un carrito de supermercado se arroja hacia el vacío”.
Yo no he movido nada.
¿Quién trajo, entonces, a los muros de Bristol
esa quena de la mentalidad, ese poncho del espiritu

 

 

JORGE LOBILLO

 

 

La trilla

Para Raúl Arias Lovillo

  

Vuelves a ver cómo relumbra la tierra
En el seno de los surcos
Y en las espigas de alfalfa y de trigo,
Erguidas como una ofrenda
A la magnificencia del sol.
Y en medio de toda esa vista,
Oscuras y secas son las vainas de haba
Que los bieldos de los trabajadores
Han acumulado sobre la era,
Preparándolas para la trilla.
Con los caballos listos,
Uno de los mozos se sitúa
En el centro del montón de vainas
Y con las riendas
Los hace girar alrededor de la pista,
Semejando un carrusel.
Tus hermanos y tú ya están advertidos
De tener cuidado porque,
Aparte del duro golpe amarillo
Que las semillas pueden ocasionarles,
Al saltar desprendidas
Por los cascos de los caballos,
Se corre el peligro que del cúmulo
De cáscaras salten asimismo
Las fauces de los coloridos escorpiones.
El juego de los diversos actores
Detiene tu atención inocente
En una gran alegría:
Júbilo que cierne otro sentido al tiempo
Y te vuelve habitable, paradisial el mundo.

 

sábado, 30 de agosto de 2025


 

MARTIN PAGE

 

 

5. Mi medio de transporte favorito es el cansancio

  

Versión de María Ángeles Aguilar

 

 

ÁNGEL GUINDA

 

  

Contraste

 

 

La vida es caprichosa
y su oficio también.
En plena juventud
escribí gravemente,
como un discreto anciano
que sólo piensa en vivir.
Ahora que envejezco
escribo como un joven
que se arriesga a morir.
Aquellos textos
pronto los rompí.
Los tardíos actuales
me romperán a mí.

  

De: “Vida ávida: Poesía reunida, 1970-2022”.

 

 

ALEJANDRO CÉSPEDES

 


 

La paradoja del místico 

La primera paradoja del místico es situarse en el lenguaje, señalarnos desde el lenguaje y con el lenguaje una experiencia que el lenguaje no puede alojar. […] El místico se sitúa paradójicamente entre el silencio y la locuacidad. 

JOSÉ ÁNGEL VALENTE



La primera paradoja… ¿Pero cuál es el silencio
que acabará redimiéndonos de tanta palabrería?
¿Cómo acallar ese eco que —insufrible— resuena en el poeta?
¿Cómo enmudecer los siempre que se ocultan en los nunca
y producen la artrosis del lenguaje? Silencio y locuacidad…,
la paradoja que nos remite a Valente. El místico que nos habla usa un idioma infectado por los virus del poema.
La palabra es el cemento de una rígida escultura
que solo habla de sí misma. Dentro del propio silencio
«se incuba nuestro relámpago» mientras los ecos del siempre resuenan sobre ese valle al que van a morir todos los nunca.
¿Cómo aprender esa lengua con la que nos hacen señas
todas esas cosas mudas?

  

De: “El lenguaje de las cosas mudas”

 

 

NICOLE BREZIN

 

 

Acrópolis

 

 

Es una cuesta empinada. Delante de nosotros,
un hombre intenta despertar
el entusiasmo de su hijo:
Ya verás cuando lleguemos a la Acrópolis.
Todo se ve desde allí arriba, todo.

¿Se ve casa desde arriba?, pregunta el niño,
y yo recuerdo cuando a tres voces
le pedíamos a papá
que nos marcara la dirección a casa
en esa época en la que un padre
funciona un poco como una brújula:
sus ojos recorrían el paisaje como la aguja
que oscila levemente hasta identificar el norte,
luego fijaba la mirada en un punto del horizonte
y señalaba con el dedo a la distancia.
Por muy lejos que estuviéramos,
papá siempre sabía dónde estaba casa.
La infancia era desconocer los mapas,
no tener que recordar esquinas,
árboles, carteles,
alejarse sin miedo a no poder volver.

Cuando llegamos a la Acrópolis,
el hombre deja atrás su promesa
y le enseña el Partenón al hijo.
Yo pienso en mi padre y miro
desorientada alrededor.
Las rendijas de luz entre las rocas me recuerdan
lo que una vez estuvo suelto,
lo que una vez fue escombro y hoy
reclama devoción en su lugar:

allí, donde otros ven esplendor,
yo solo veo fragmentos,
como no veo
en un rompecabezas un cuadro
sino solo
piezas reunidas,
grietas.

Mientras camino,
giran los barquitos de papel
que llevo por pendientes. Ayer,
cuando los compramos, te dije:
un barquito mira al norte,
el otro al sur. Era mentira.

También mi dolor
está hecho de fragmentos.

Me gustaría preguntarte
dónde queda casa,
pero vas pensativo,
recolectando imágenes: veo
los poemas flotando a tu alrededor
como abejas inquietas a punto de pincharte.
Por los huecos de tus sandalias, tus pies
se ensucian del mismo polvo que cae
sobre la antigüedad.

Si repitieras el gesto de mi padre
me señalarías un lugar distinto.

Nunca te dije por qué
me gustan tanto los barcos de papel:
su simetría
impide saber a dónde se dirigen.
Me recuerdan al reloj que hice de niña
con agujas del mismo largo:
solo se podía leer la hora
cuando las dos apuntaban
al mismo sitio.

Vuela una mariposa blanca.

Me gustaría preguntarte
dónde queda casa.

  

De: “La ley primera”. 

 

ANNA GUAL

 

  

La semilla I

 


Entre la luz y la piedra
el microorganismo
que se te parece.

Toma una lupa y acércate:
es tuya su mirada.
Carne de tu carne.

Nadie podrá negar
que no sea tu tatarabuela,
la de los cultivos de trigo
y la de los copos de paja
que le recogían la melena
hace ciento treinta años.

Ahora es un ser microscópico
que respira. Nada más.

Respirar después de la muerte.

Respiraremos después de la muerte.

 

De: “Las ocultaciones”.

Versión de Joan de la Vega.

 

 

MARIANELA DOS SANTOS

 

 


 

Ocurrió una madrugada de 1969, cuando la oscuridad aún nos arropaba. El fuego se había presentado sin invitación en nuestra calle y, en cuestión de minutos, logró reducir a cenizas lo que con tanto sacrificio habías construido.

La panadería de tus sueños se convirtió en su sombra. No entendía de dónde sacabas la fuerza para mantenerte impasible, envolviendo a nuestros hijos en tus brazos y recordándome con dulzura que lo más importante estaba a salvo.

Solo durante la noche, cuando nuestros ojos no te alcanzaban, la habitación olía a mar abierto; y en el silencio de las luces apagadas, en la contención de un sueño frágil en tu pecho, te diste permiso para llorar como el niño que alguna vez fuiste.

 

De: “En todos mis universos”. 

viernes, 29 de agosto de 2025


 

KARIN BOYE

 


Tu calor

 

 

Tu calor, tu suave calor
es lo que busco,
que fluía ya antes de que el hombre
pisara el mundo.
En los plumosos nidos de guaridas
de bosques ancestrales
ese calor protector sostenía
la vida y sus pilares.

De unos cielos ardientes de angustia
caemos hasta el fondo,
al oscuro nido donde la vida
no pide más de nosotros.
Los juegos de nubes son espejismo,
rocío especular,
pero cuanto es parido y cuanto pare
es don de la profundidad.

Amanece ya y resuenan los cielos
con un rumor de alas.
El ave vuela gritando de júbilo:
¡Vivo de la luz clara!
Pero en el silencio, ocultas, reposan
su suerte y su desgracia.
Tu calor, tu hondo calor
a mí me da el alma.

 

De: “Brotar duele”

Versión de Carmen Montes.

 

 

LUIS RAMOS DE LA TORRE

  

 

Soy Nevenka

(Iciar Bollaín habla con Mireia Oriol)

 

 

I

AHORA,

quebrada la flor del tacto,

no lo comprendes bien, pero lo intuyes,

porque eres otra razón más,

otra víctima

a la que le creció demasiado la tristeza.

 

Dura es la tensión y el dolor

con su cuña de silencio,

duro el terror,

la verborragia, el juicio injusto.

 

Duro el recuerdo y sientes su cordaje,

la maroma

que enhebra la infamia y la culpa,

el calvario brutal de la impotencia.

 

 

II

No, no es otro el hecho, ni tampoco el argumento,

no es otra la patraña.

Es violencia, sí, y violación,

se llama así.

Nunca es amor, nunca es ternura.

Y hay que decirlo fuerte aunque nos duela,

porque el nombrar hoy nos salvará,

y las palabras,

conscientes y culpables del sentir de lo que dicen,

buscarán su camino

para elevar desde la herida la protesta,

para avivar las ascuas de la lucha.

 

Porque ahora tú también eres

otra herida abierta, otra mujer más,

a la que de repente

quisieron expulsar del deseo y del amor,

y quedó enredada a golpes de odio, sin querer,

entre los hilos de la violencia.

 

Demasiada tristeza.

Demasiado dolor hoy

para intentar ser solo razonables.

 

No importa la gente ni sus duras palabras,

no importa lo que ahoga,

importa la dignidad, siempre la dignidad,

importa ser tú misma.

(2024)

 

 

De: “Trece escalones”

 

ANGELA MARINESCU

 

 

El pabellón de los locos

 

 

De camino al pabellón de los locos
llevo sangre en las plantas de los pies
y mi enajenación no puede ser más honda.
Señor, ya no puedo creer. olvidé
lavar la sábana negra que me oprime.
soy la hermana de Lázaro, que ya no resucita.
para mí solo hay sombra.
para mí solo hay locura.
blanco como la cal es el pabellón que amo como a mí
misma.
allí la droga. allí la violencia. allí el sexo. allí
las palabras.

al sol, un perro duerme tranquilo
a los pies de un loco, de un amo, que canta.

 

De: “El parque”

Versión de Corina Oproae

 

 

 

PAULA ĆAĆIĆ

 

 

 

día de la madre

después de 9 meses llevándote,
estallé como una granada rojiza
en miles de pequeños granos.
me dijeron
que tengo instinto maternal,
pero se olvidaron de que soy solo una chica,
apenas una niña…
¿para qué querría una niña tener un hijo?
si ya ha olvidado todos los juegos…

después de 9 meses llevándote,
entrañas ensanchadas, sueños rotos, esperanzas lejanas,
me queda la ilusión de saber cómo retornará mi granada
a su estado anterior, montará sus alveolos y se regenerará.

después de 9 meses de llevándote,
no obtuve nada —di a luz,
solo reventé,
casi me ahogué en mi propia sangre.

te estoy mirando
deberías ser un hombre adulto, no un muchachito.
deberías saber que la granada es dura por fuera,
pero tan delicada por dentro
y que su sabor no es para cualquiera.
dime, ¿para qué querría una niña tener un hijo?
si ya ha olvidado todos los juegos…

  

De: “Paisaje personal”

Versión de Miguel Roán.

 

XIMENA LÓPEZ BUSTAMANTE

 

 

 

travesía continua con brazos que remos
invisible nadadora luz
pajarilla sombra celeste

ábrete camino entre lo no escrito

ábrete y alumbra
versos hambrientos

  

De: “Sombra celeste”

 

 

JUANA CASTRO

 


Espejos

 

Baja la loba al llano, y muerde las ventanas.
No con dientes las muerde, sino con sus pupilas
agrandadas y hambrientas.
Con envidia las mira, a las ventanas,
sus lámparas, sus sombras
ocultas y encendidas.
Porque ella vaga sola, sin lugar y con frío,
y allí, tras los cristales,
se agazapa ese algo
que aún no sabe qué es,
pero que late y vive.

Baja la loba al río y mira arriba,
y aúlla a las ventanas
que brillan como soles
y taladran la noche
tan triste de la vida.
¿Quién ama? ¿Cuántos comen?
¿Cómo será la silla?

Lame la loba el suelo, y lame las ventanas
encendidas de luz,
y sus pupilas rojas
son un livor de frío.


De: “Los cuerpos oscuros”

 

 

 

 

jueves, 28 de agosto de 2025


 

THOMAS VINAU

 

 

Higiene de vida



Vivir
como se mea
a ciegas
en la noche.

 

Versión de María Ángeles Aguilar

HAN DONG

 

 


Dedicado a Yang Li

 


Mi querido Yang,

imagina que eres un Gran Maestro del Mal.

Lo de gran maestro es inevitable, pero el mal ya se ha desintegrado.

Tras los lentes sin cristal, tu auténtica visión estereoscópica.

Te fascinaban las bellas piernas de las jovencitas

que ahora crecen desde tu propio cuerpo

y caminan con gracia en el otoño tardío

por los viejos callejones de Beijing.

Mejor no hablemos de hormonas, adrenalina y dopamina.

Los aliados del Gran Maestro son el Captopril,

la Insulina y el Venorrectal.

Mi querido Yang, estás realmente equivocado,

pero incluso en el error tu razón brilla con un halo radiante.

 

Del ciclo II. Poemas con dedicatoria

Versión de Radina Dimitrova.

 

NICOLE CALLIHAN

 

  

El origen de los pájaros

 


 Durante horas, las flores fueron suficiente.
Antes de las flores, Adán hubiera sido suficiente.
Antes de Adán, solo ser un costilla fue suficiente.
Solo estar en el cuerpo de Adán, cerca de su corazón, suficiente.
Suficiente estar tan cerca de su corazón, suficiente
sentir ese dulce ritmo continuo, suficiente
ser parte de algo más grande fue suficiente.
Y antes de la costilla, ser barro fue suficiente.
Y antes del barro, solo ser tierra fue suficiente.
​​ 
Pero entonces suficiente no fue m
ás suficiente.
Las flores inclinaban sus cabezas, como si dijeran: suficiente,
y entonces Eva, rodeada de peonías, y suficientemente sola,
deseó muy intensamente algo, y el deseo fue suficiente
para hacer que a la piña le crecieran alas; el deseo fue suficiente
para apuntar al cielo, decir pájaro, y esperar a que algo cante.

  

Versión de Andrea Parmigiani

 

 

JUAN PABLO ROA

 

 

 


Como voces perdidas,

como pájaros de un único vuelo,

a la orilla de la edad y del tiempo,

vuelven a mí desnudos

los elementos y sus accidentes:

el río Arno, más de papel que de agua,

o mi mujer corriendo

con una cumplida parrilla entre las manos

y el don del vino en la sonrisa.

 

El viento serenaba nuestra siesta,

una brisa mecía los olivos

y ventilaba nuestros sueños veinteañeros

a la intemperie de un día de reloj campesino.

  

De: "En la mano que escribe. Poesía reunida (2007-2022)" 

 

 

ELENA URUETA

 

  

Pirámides

 


Algo tendrán que decir las montañas,

comparte George Sonnier,

que hace más de cuatro mil años

los nubios

mayas,

lencas

toltecas

olmecas

chichimecas

aztecas

teotihuacanos

incas

egipcios

imperio Jemer,

sumerios,

chinos,

budistas,

 

a través del tiempo y el espacio,

 

con el factor en común 

de haber sido niños y niñas

que corren descalzos a casa

para comer plantas y granos 

en las faldas de sus madres,

 

las inventaron.

 

Las sembraron como flores,

imponentes y afables,

 

en el desierto,

la selva,

en tundra, taiga y matorral.

 

¿Tienen las montañas línea directa con los dioses?

 

Inmiscuido 

en los por qués y los cómos

de una concha sin eco,

así también,

la persona 

que dejó 8 piedras

apiladas, 

unas sobre otras,

al márgen del río

un caluroso día de abril.