Dedicado a Yang Li
Mi
querido Yang,
imagina
que eres un Gran Maestro del Mal.
Lo
de gran maestro es inevitable, pero el mal ya se ha desintegrado.
Tras
los lentes sin cristal, tu auténtica visión estereoscópica.
Te
fascinaban las bellas piernas de las jovencitas
que
ahora crecen desde tu propio cuerpo
y
caminan con gracia en el otoño tardío
por
los viejos callejones de Beijing.
Mejor
no hablemos de hormonas, adrenalina y dopamina.
Los
aliados del Gran Maestro son el Captopril,
la
Insulina y el Venorrectal.
Mi
querido Yang, estás realmente equivocado,
pero
incluso en el error tu razón brilla con un halo radiante.
Del
ciclo II. Poemas con dedicatoria
Versión
de Radina Dimitrova.
No hay comentarios:
Publicar un comentario