"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 31 de julio de 2021
JUAN CARLOS CABRERA PONS
Poema
que no dice nada
Nada
nuevo puedo yo decir de ella.
Todo lo que en ella se confirma
ha sido escrito ya para otras tantas.
Nada hay que pueda yo decirle.
Sus
pies son dos nidos donde abrevan
las aves su discurso matutino.
Su espalda es un arrollo en que discurren
a un tiempo la humildad y la soberbia.
A veces al sentarse una frontera
confusa pero luminosa
abre su falda para bien del mundo.
Nada
que no le hayan dicho hay
que pueda yo decirle. Nada
novedoso en estos versos. Nada más:
tropezar con la escritura
y nada.
NANCY GARCÍA GALLEGOS
Te
digo
Habrá
ternura
Los
blancos pétalos
del amor que estoy contándote
no marchitarán su luz
Serán gaviotas de pico suave
Floreceremos
bajo el nublado cielo
de un sueño
que ya no cabe en la voz
Seremos
el secreto
que guarda el verano
GUSTAVO GARGALLO
Lactómeda
Aún recuerdo cuando mi padre me dijo
que si miramos la noche en el cielo
miramos lo que ya no es,
que el pasado está tejido de una luz que vemos
pero ya no existe, que hay estrellas improbables
parpadeando en el cielo nocturno.
Un
parpadeo, me dijo, es lo que somos
si nos comparamos con algunas luces
gigantes rojas enanas blancas,
remanente estelar es el vacío que nos mira.
Desde
entonces invento formas de nombrar el vacío
y empiezo siempre por lo opuesto:
el aire una tarde mi abuela sentada en la cama,
al centro de su voz se alzaba un pueblo
con sus casas de adobe y sus calles de ojos cansados,
con sus nombres propios y sus lluvias
cayendo sobre un camino de tierra.
Supe
entonces que el aire en sus pulmones
no conoce de ruinas, ni sus palabras saben del desconsuelo:
Cuando
me sentía triste, iba al río,
me volvía agua, iba hacia el agua,
lloraba y hacía de mi casa ese río sin orillas.
A
las orillas de un pueblo en esta galaxia
espiral de cien mil años luz,
huracán anclado al sur del equinoccio.
Si
el dolor tuviera alguna forma
sería lo más parecido al espacio
que debieran ocupar las manos de mi abuela,
la forma del aire que debiera ser atravesado
por la voz de mi padre.
Cómo
nombrar el llanto
detrás de los vértices mudos de la ausencia.
Estoy
enojada con dios porque no existe,
me lo dijo una niña horas después
de más de veinte años después
de células desgarrando sus pulmones,
estrellas colapsando en las entrañas.
Nunca
logré entender el tiempo.
Heredaste
mi tristeza, hijo, pero el río ya no está.
Olvidé
el futuro, abuela, donde aún
puedo contarte que los planetas
siguen meciéndose dentro de este remolino
hasta morirse de entropía, de cuásar,
de singularidad o indiferencia.
Gravitamos
la muerte, después de todo, a solas.
Aunque ahí donde parece no haber nada
siempre hay algo:
ondas, partículas
palabras habitando otro tiempo,
un pueblo de ojos cansados
o la noche que nos recuerda
que no hay estrellas desde siempre.
Ojalá
pudiera entender todo mejor
o distinto, pero por ahora aquí
dos galaxias empiezan un baile
que nosotros nunca veremos terminar.
GÉNESIS ROSAS
Regresar
Llamada
al silencio de mi infante,
sin falsear un vigor ausente,
fragilidad y de lo quieto habitante.
Poco valían mis actos,
daba lo mismo
si cargaba de arena mi boca,
si enmudecía al centro del tumulto,
si dormía en el nudo de algún juego.
Un cuerpo reducido no estorba.
Vuelan encima de mí,
una pasta carnosa sin firma de autora.
¿Qué tanto podían sujetar
mis manos de niña?
Mascar chicles rancios en el garage,
besar a dos muñecas
en nombre del erotismo negado.
Llamada al organismo apartado,
vuelve,
nunca desee migrar del reposo.
Desconóceme, mundo.
Quiero ser materia oculta,
minúscula, invisible,
como en aquellos días…
ser criatura olvidada.
ELENA BULSARA HUITIMEA
A
los clubs swinger se va a olvidar la decadencia
Cada
vez quiero más a la Mary Jane
(también la de
Spiderman)
Me voy a los excesos para sentir que existo
los ojos cansados, la boca seca
Todo comenzó desde que no tuve quien rezara por mí
me alejaron del mundo que va a los
jardines a comer helado
Cada vez descubro más madres que no pasan el cuarto de siglo
y más gente sola que pasa los treinta sin cría alguna.
El reloj marca un número impar de un dígito
la hora de las brujas
El celular cimbra la nalga:
otra
vez no es nadie
El corazón encerrado en una caja
las manos frente a la cerveza
el televisor colgado a la pared
tiene siempre la misma cara
el black mirror
La memoria recuerda el conocido rostro apagado
los cuerpos eróticos en esta casa de seguridad
las almas vacías buscando sexo
charlando
deseando carnes azoradas por el vacío
Mis agallas han perdido la montura
van desbocadas como río en tormenta
Huele el ambiente a lubricante de vainilla
y cigarro de pepino
La ciudad me grita que huya
pero todo esto es similar a la mente
La realidad es de un Marqués de Sade
Una Lydia Cacho
Un Michael Jackson
Así es la vida,
bizarra
Marilyn Manson nos canta al oído
Somos un despojo de la sociedad
me aterra lo que la mente puede crear
Varias veces tiene la culpa Tinder
y el hueco que dejó un virus
Los culpo de mostrar extrañas ventanas
o agujeros para desear más que ver
más qué probar
más qué sentir
Quedémonos en Fear and loathing in Las Vegas
o Eyes Wide Shut, entonces
Pausa
-Qué chiste tiene que vengas, si sólo nos vas a estar viendo
me dice un hombre con los labios
embarrados de labial
-Déjala mi amor, dice que lo de ella es el voyeurismo
le contesta una mujer con una tanga
rosa fucsia
a la mierda el recato intelectual
Cimbra el celular,
ahora el sillón de antro forrado de mugre
-Está bien,
miro sus ojos entre las luces rojas
-No me quita nada un beso.
viernes, 30 de julio de 2021
GIANNI DARCONZA
Aqueronte
Mucho más que una moneda
exige el caronte inhumano
como precio a pagarse
para conducirte a la otra orilla
sobre un montón de láminas
Y son siempre los muertos
los primeros en desembarcar
de la nave a la deriva
y de eso que de ella queda
para atravesar aquella franja de agua
que fluye entre dos tierras,
entre un pasado ancestral
y un subterráneo vacío de valores,
más allá del Aqueronte y más conocido
como Mar Mediterráneo
LYUBA YAKYMCHUK
Albaricoques con cascos
Las flores de albaricoque palidecieron
Tomaron los tonos del cielo en Donbás
Los albaricoques se pusieron cascos
La primavera ya ha pasado
Veinte
Hombres buenos
Casi treinta. . .
Por reglas de ecuación
Los redujeron a veinte
Pero no hay nada que los iguale a:
Se aferraron
Al alambre de acero
Resistieron en su jaula
Como en el Arca de Noé
Después del diluvio
Una tonelada de concreto
Cayó sobre la jaula
Se desprendieron
Fueron triturados por la caída libre,
Liberados
Sí, libres
Como albaricoqueros
Arrancados de raíz
Eran veinte
Y en veinte se quedó
Miradas a la izquierda, miradas a la derecha
Por reglas de ecuación
Cuando pasaba el desfile
en el cementerio
Mi padre no pudo
Mantener el paso
Quedó atrapado en el carbón
Mientras se elevaban cada vez más alto
Con sus botas de hule
Y cantimploras sin agua
Con cuerpos como cantimploras
Que se elevaron hasta encontrarse con ángeles
Y más allá . . .
Ahora las abuelas le cuentan
A sus nietos la historia
De albaricoques
Que usan cascos
DANIEL AYOROA
Cóndores
Entre
la quietud de las montañas
cuelgan del viento gélido
y luego descansan sus cuerpos
enormes, dispersos sobre la nieve,
incólumes ante los aires agrestes.
Sus
inmensas alas se extienden
los elevan, buscando la soledad
en su planear taciturno
de gigantes ascetas.
Bajo
sus deformes sombras
se desliza la geografía de nevados
silentes, que un día despertarán
ígneos y jubilosos,
reclamando su territorio,
como si nunca hubiesen dormido.
Así
transcurre la vida de los cóndores
detenida en el tiempo de las montañas,
en permanente y secreta espera
bajo los designios del silencio.
PETER RILEY
Miércoles
Ni
misterio, ni símbolo.
Esperamos mensajes.
Pájaros en bandadas por el cielo.
De:
Seis días en la Toscana
JON STÅLE RITLAND
Vida media
El
átomo C14 tiene una vida media de 5730 años
en los descubrimientos del pasado
un reloj más lento avanza
la luz pasa y trae consigo el mismo tiempo
a un lugar distinto
mucho amor te trajo aquí
contando veinte generaciones hacia atrás
más de un millón de antepasadas y antepasados
sobrevivieron pandemias, guerras, hambre
para dejar que tú vivieras
la cuenta regresiva aún continúa
nadie sabe tu vida media
pues acarreas la historia en todo
lo que haces, y el tiempo corre a través del reloj de arena
con un agujero al fondo
PRISCA AGUSTONI
1.
Habitaré
la lengua que quieres
el incendio que soy
en este árido margen
habrá sólo cenizas
entre mis consonantes
y un espejo quebrado
en lugar de pecho;
habitaré una lengua que desconozco,
seré la casa abandonada
que espera, como semilla
en el suelo, el retorno de la lluvia
y de las mujeres;
habitaré la lengua para hacer del intercambio
la partida y la llegada,
y hablar con nuevos nombres
de capa de piedra caliza
bajando
como tempestad de verano
en el bosque, sobre las hojas
entre vocales
en el verde de mi mundo antiguo.
jueves, 29 de julio de 2021
RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Los
ladrones
Ven
a verlos por la mañana
con
la gorra hasta las orejas.
Han
desvalijado a las viejas
del
Asilo de las Hermanas.
Dilapidarán
sus dineros
con
mujeres y malandrinos
en
pocilgas y merenderos,
en
milongas y clandestinos.
Oirán
un tango de Pracánico
y en
lo del Pena ole con ole
mientras
sueñan con Rocambole
las
muchachas en el Botánico.
Del
Parque Goal el payador
humedecerá
sus mejillas
cantando
sombrías coplillas
de
sangre, de muerte y de amor.
A la
noche con la mamúa
irán
de pura recalada
a
besar la crencha engrasada
que
cantó Carlos de la Púa.
Y
son humanos, inhumanos,
fatalistas,
sentimentales,
inocentes
como animales
y
canallas como cristianos.
Ninguna
angustia los desgarra.
Cada
cual vive como quiere.
Cuando
la madre se les muere
le
ponen luto a la guitarra.
Los ladrones
Los
ladrones usan gorra gris, bufanda oscura y camiseta a rayas.
Algunos
llevan una linterna sorda en el bolsillo. Por otra parte, se enamoran
de
robustas muchachas, coleccionan tarjetas postales y a veces
lucen
un tatuaje en el brazo izquierdo, una flor, un barco y un nombre:
Rosita.
Todos los ladrones están enamorados de Rosita y yo también. Los
ladrones
saben silbar, bajarse de los coches en movimiento y bailar el
vals.
Aman sobre todo a la madre anciana y cuando ésta se les muere
cantan
un tango, lloran desconsoladamente y de los objetos dejados por
la
muerta, a repartirse entre los hermanos, eligen una virgen de plata y
el
canario.
JOSEFINA DE LA TORRE
La
tarde...
La
tarde tiene sueño
y se
acuesta en las copas de los árboles.
Se
le apagan los ojos
de
mirar a la calle
donde
el día ha colgado sus horas
incansable.
La
tarde tiene sueño
y se
duerme mecida por los árboles.
El viento
se la lleva
oscilando
su sueño en el aire.
MIGUEL TEURBE TOLÓN
Soneto
Templo
fue de cristal, rico y brillante,
aquel
de nuestro amor hijo del cielo:
tejido
de ilusiones era el velo
que
en frente de su altar lució flotante;
La
lámpara ardió allí de fe constante
en
noches mil de mágico desvelo,
y
bajaban los ángeles al suelo
a
cantarnos los himnos cada instante.
Un
suspiro que casi era un sollozo,
un
dulcísimo ¡ay! que ni se oía,
a
Dios llevaban nuestro inmenso gozo...
¡Y apagaste
la lámpara que ardía,
y
ruinas fueron en la noche oscura
el
templo de cristal y la ventura!
ITZA TORRES
Mi
escuela ideal.
escucha al alumno.
Mi
escuela ideal.
No
es aquella que tenga,
pocas
materias. Es aquel profesor
que
me ayude a entenderlas.
No
es aquella que tiene la mejor
tecnología.
Es aquella que
me
ayude aprovecharla
AGUSTÍN AGUILAR TAGLE
Miedo
en tus ojos
Cuidado
con los que te dan a elegir entre varias muertes.
Es
tanta su sed de sangre, tanta
su
hambre de Nada,
que
por verte agonizar juegan
con
la suerte
y
son capaces
de
convertirte en dios y crucificarte,
de
vestirse de luces, soñar que son Teseo y nombrarte ser de lidia.
Son
capaces de volverte bendita mujer amada.
Son
capaces de todo,
con
tal de mirar el miedo en tus ojos.
Buscan
los buitres lo inerte:
su
alimento es lo que ya no es
(lo
que ya no es los refleja,
lo
que ya no es los llena de sí mismos, de nada;
y en
esa nada roja y tumefacta instauran su estética,
la
estética de la muerte).
Son capaces
de todo,
con
tal de mirar el miedo en tus ojos.
Cuidado
con los que te dan a elegir entre distintas condenas:
miran
gozosos cómo se rinde ante ellos la vida
y
triunfa con ellos la Muerte,
la
única Muerte.
Son
capaces de todo,
con
tal de mirar el miedo en tus ojos.
ELVIO ROMERO
En
los días venideros
En
los días venideros
Cada
cual tendrá su sitio;
Aquellos
que derramaron
Su
vida por conseguirlos,
Y su
juventud volcaron
Sobre
los anchos caminos.
Esos
llevan en la frente
Duro
metal encendido,
Simientes
de sembradura,
Relentes
de sol invicto.
En
los días venideros
Cada
cual tendrá su sitio.
Los
que fueron vivas ascuas
Con
cuerpo y pecho encendidos,
Y
los que siempre anduvieron
Bajo
el temor escondidos,
Y
son como quienes viven
Con
el corazón vencido.
Árbol
que no tenga frutos
Será
como un leño herido,
Astilla
para el brasero,
Viejo
mojón del camino.
El
hombre tendrá en los labios
El
resplandor de sus gritos,
Y si
no ardieron sus manos
Con
fuego de monte ardido,
Su
sangre será una sombra
Sin
esplendores ni brillos.
Los
que se han puesto de lado,
Eludiendo
su camino,
Irán
como pobres sombras
Sin
saber ni lo que han sido,
Sin
tener en la vejez
El
respeto de los hijos.
En
los días venideros
Cada
cual tendrá su sitio;
El digno
tendrá una muerte
En
campo abierto y tranquilo;
Los
ojos, tristes mortajas
Que
huelan a triste olvido.
Y en
un murmullo solar
Se
encenderán los caminos.
miércoles, 28 de julio de 2021
EDMUNDO KAZALL
No
preguntes...
No
preguntes, qué fui yo, en otros años,
como
queriendo encontrar
la
clave para nuestro amor.
Porque
exquisitos son
los
planes espontáneos
y
las historias que puedan
escribir
nuestras manos hoy.
Entiendo,
que le temes al fracaso.
Pero
no cuestiones
el
destino de los dos.
Deja
que el enigma
se
revele paso a paso,
sin
escuchar los supuestos
de
nuestra propia voz.
Tan
solo,
regálame
un momento
para
dibujar tus labios,
divinizados
por su mudo esplendor,
y,
enajenarlos de esta emoción que siento
mientras
agradezco,
por
su incitantes formas,
la
gran inspiración de Dios.
DANIELA C. KOMATSU
Solo
eras tu
(A Él por ser mi inspiración)
El
tiempo se acaba, la vida no es la misma, el cielo se desgastó y las nubes se
disolvieron con el viento, con la lluvia. Las aves no vuelan y los animales ya
no se levantan del suelo.
Hay un paisaje irreal que se dibuja difuso frente a mi y mis ojos no logran
distinguir su color. Las rosas no huelen a perfume y el atardecer me sabe algo
amargo. Las estrellas no salen por las noches y el sol cansado se duerme
temprano.
Las calles lloran en su soledad y los perros no ladran con el mismo fervor.
Acaba el día y finalmente caigo rendida sobre mi cama sin saber que le sucede
al mundo o que es lo que me sucede a mi.
Me senté una solitaria tarde a reflexionar, repasé detenidamente cada momento
de mi vida, los días en los que me sentía sola e incapaz de cualquier cosa.
Entonces encontré el problema, ahora se que hacía mudas mis mañanas y
melancólicas mis noches.
Sólo eras tu, tu ausencia es lo que me mata, lo que no me deja vivir. Revivir
en sueños la vez que te marchaste, sólo te dirigiste hacia la puerta, sin decir
palabra alguna y luego no te volvi a ver. Solo Dios sabe cuantas lágrimas
derrame, cuantas veces te llamé sin obtener respuesta. Quería escuchar tu voz,
sentirte cerca una vez más, aunque te encuentres a kilómetros de mi.
DEMETRIO KORSI
Con
queja de indio y grito de chombo.
Con
queja de indio y grito de chombo,
dentro
de la cantina de Pancha Manchá.
trazumando
ambiente de timba y kilombo,
se
oye que la cumbia resonando está...
Baile
que legara la abuela africana
de
cadena chata y pelo cuscú;
fuerte
y bochinchosa danza interiorana
que
bailó cual nadie Juana Calambú.
Pancha
Manchá tiene la cumbia caliente,
la
de Chepigana y la del chocó,
y
cuando borracha se alegra la gente,
llora
el tamborero, llora Chimbombó...
Chimbombó
es el negro que Meme embrujara,
Chimbombó
es el negro de gran corazón;
le
raya una vieja cicatriz la cara;
tiene
mala juma y alma de león
¡Y
el tambor trepida! ¡Y la cumbia alegra!
Meme,
baila... El negro, como un animal,
llora
los desprecios que le hace la negra,
¡y
es que quiere a un gringo la zamba fatal!
Como
un clavo dicen que saca otro clavo,
aporrea
el cuero que su mano hinchó;
mientras
más borracho su golpe es más bravo,
juma
toca cumbia, dice Chimbombó...
Vengador,
celoso, se alza de un respingo
cuando
Meme acaba la cumbia, y se va
cogida
del brazo de su amante gringo
(rumbo
al dormitorio de Pancha Manchá)
Del
puñal armado los persigue, y ambos
mueren
del acero del gran Chimbombó,
¡y
la turbamulta de negros y zambos
sienten,
que, a la raza, Chimbombó vengó!
Húyese
hacia el Cauca el negro bravío
y
otra vez la cumbia resonando está...
¡Pero
se dijera que no tiene el brío
de
la vieja cumbia de Pancha Manchá!
Es
que falta Meme, la ardiente mulata,
y es
que falta el negro que al Cauca se huyó:
siempre
habrá clientela y siembre habrá plata,
¡pero
nunca otro hombre como Chimbombó!