Poema
que no dice nada
Nada
nuevo puedo yo decir de ella.
Todo lo que en ella se confirma
ha sido escrito ya para otras tantas.
Nada hay que pueda yo decirle.
Sus
pies son dos nidos donde abrevan
las aves su discurso matutino.
Su espalda es un arrollo en que discurren
a un tiempo la humildad y la soberbia.
A veces al sentarse una frontera
confusa pero luminosa
abre su falda para bien del mundo.
Nada
que no le hayan dicho hay
que pueda yo decirle. Nada
novedoso en estos versos. Nada más:
tropezar con la escritura
y nada.
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