Por
qué
Por
qué no habremos de querer nosotros
Lo
que nunca quisimos; por ejemplo, una casa
Sobre
el remanso de un río,
Con
camalotes en sus costados,
Con
sus ventanas en regocijo.
Por
qué no habremos de escuchar nosotros
Lo
que la noche escucha; por ejemplo, una sombra
Que
nos sirva de abrigo,
Que
allí muera misteriosamente
Asumiendo
el color de sus dominios.
Por
qué no habremos de pisar nosotros
Lo
que jamás pisamos; por ejemplo, un sendero
Con
olorosos racimos,
Con
una hoguera que allí se encienda,
Con
grandes lluvias que nunca vimos.
Por
qué no habremos de sonar nosotros
Con
un eco que suene; por ejemplo, un murmullo
Que
tiemble en el sonido,
El
que responda a las preguntas
Que
junto al fuego recogimos.
Y
por qué no buscar siempre
Lo
que es parada en un camino,
Lo
que hay de otoño en un verano,
Lo
que hay de ardiente en lo más frío,
Lo
que es sonrojo en unos labios,
Lo
que es recuerdo en el olvido,
Lo
que es pregunta en la respuesta,
Lo
que es jadeo en un suspiro,
Lo
que es vital de esa alegría,
De
esa tristeza en que vivimos.
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