3. Del canto
Para sentir que es mía mi garganta
he aquí que me detengo y canto,
que pienso en los primeros nombres
y en las primeras palabras dichas,
que fundo ciudades y las habito,
que pongo mi prole a amarse
para inventar las primeras oraciones,
que me pongo a morir, lenta y felizmente,
para saber que existo en la mañana.
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