miércoles, 15 de agosto de 2012

BERNARDO ANDRÉS GONZÁLEZ






Tormenta


Hoy las ventanas se abrieron
de golpe
y en las alturas una mujer desnuda
destrenzaba infinitamente
su melena gris.

Remolinos pasan
como perros perdigueros
orbitando hojas secas,
mientras en el cielo
emigran los paraguas.

Al levantar la vista,
estrellas diminutas caen
como agujas frías en mi boca.

Truenan carcajadas de abuelo
y el trote de los látigos
se hace de cortinazos estridentes
en medio de la noche.

Mis tierras
despiertan quejumbrosas
y en los charcos
parpadean las campanas
y yo encuentro mi calavera sonriente
en medio de los escombros. 

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