Sonetos
VI
A mi padre
Debiera
imaginarte fatigado
Y
te recuerdo siempre vigoroso,
Proa
hacia el mar y al viento rencoroso
Madre
detrás, nosotros su cuidado.
Contra
tu firme pecho amurallado
se
remansaba el tiempo proceloso
y
el puntal de tus hombros poderoso
sostenía
la tierra lado a lado.
Qué
viejito estarás… Sobre mis penas
ver
tu figura eternamente erguida
a
mi rendido corazón asombra.
Siendo
tuya la sangre de mis venas
ay,
padre mío, ay, sombra de mi vida
¿cómo
yo nunca pude darte sombra?
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