lunes, 14 de enero de 2013

ANGÉLICA SANTA OLAYA





Periférico



Una cruz de metal
a la orilla del camellón,
rosa plástica sin aroma
aferrada al hierro,
descolorida, sola,
abandonada por el verbo.


Dos morfemas tristes
invocan un recuerdo:
“aquí falleció...”


El iris de caucho impasible
prosigue su carrera
 al calor del pavimento
a las doce del día.

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