Despedida
Igual
que los banqueros echan cuentas,
a
veces los poetas las echamos.
De
Monterrey me llevo lo que traje:
recuerdos
no olvidados de mujeres
hermosas
y lejanas,
de
hombres de pecho ancho,
dos
pares de ojos negros
y
algunos nuevos cuadros.
Dejo
un pedazo corto de camino
grande,
porque el camino
ya
se me va acortando.
Total:
hechas las cuentas,
veo
el saldo:
de
Monterrey me voy,
como
siempre, ganando.
Quiero
que interpretéis
bien
este llanto.
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