25.
Qué
tierno es el abrazo, el roce
de su piel, tan suavísima, en la mía.
de su piel, tan suavísima, en la mía.
Qué
agradable es tener una mujer.
Y
qué grato el cansancio placentero
que adormece la sangre dulcemente.
que adormece la sangre dulcemente.
De "Destrucción de la
mañana"
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