Autodefinición
Soy
un intruso que irrumpió en tus días
deslizándose
con el sigilo de un ladrón
por
la ventana de tu ingenuidad
llevando
en las manos las palabras como ganzúas.
Soy
el asaltante sorprendido
por
la bienvenida de su víctima
quien
le dio a beber de sus labios
y
le dio a probar los sabores de su cuerpo.
Soy
el usurpador, que se vio desnudo
sin
voluntad, sin autonomía, sin sosiego,
sin
cuanto traía en los bolsillos
de
su singular historia.
Soy
el rehén de tus ojos
atado
de pies y manos por el lazo
de
un amor frenético
que
le cicatriza la piel y la vida.
Soy
el cautivo de un deseo
que
lo funde en su captura.
Soy
tuyo. No me pertenezco.
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