Si
tú murieras
Anoche
mientras fijos
tus ojos me miraban
y tus convulsas manos
mis manos estrechaban,
tu tez palideció.
¿Qué hicieras, me dijiste,
si en esta noche misma
tu luz se disipara,
si se rompiera el prisma,
si me muriera yo?
tus ojos me miraban
y tus convulsas manos
mis manos estrechaban,
tu tez palideció.
¿Qué hicieras, me dijiste,
si en esta noche misma
tu luz se disipara,
si se rompiera el prisma,
si me muriera yo?
¡Ah!
Deja las tristezas
al nido abandonado,
las sombras a la noche,
los dardos al soldado,
los cuervos al ciprés.
No pienses en lo triste
que sigiloso llega;
los mirtos te coronan
y el arroyuelo juega
con tus desnudos pies.
al nido abandonado,
las sombras a la noche,
los dardos al soldado,
los cuervos al ciprés.
No pienses en lo triste
que sigiloso llega;
los mirtos te coronan
y el arroyuelo juega
con tus desnudos pies.
La
juventud nos canta,
nos ciñe, nos rodea;
es grana en tus mejillas;
en tu cerebro, idea;
y, entre tus rizos, flor.
Tenemos en nosotros
dos fuerzas poderosas,
que triunfan de los hombres
y triunfan de las cosas:
la vida y el amor.
nos ciñe, nos rodea;
es grana en tus mejillas;
en tu cerebro, idea;
y, entre tus rizos, flor.
Tenemos en nosotros
dos fuerzas poderosas,
que triunfan de los hombres
y triunfan de las cosas:
la vida y el amor.
Comparte
con mi alma
tus penas y dolores,
te doy mis sueños de oro,
mis versos y mis flores
a cambio de tu cruz.
¿Por qué temer los años,
si tienes la hermosura;
la noche, si eres blanca;
la muerte, si eres pura;
la sombra, si eres luz?
tus penas y dolores,
te doy mis sueños de oro,
mis versos y mis flores
a cambio de tu cruz.
¿Por qué temer los años,
si tienes la hermosura;
la noche, si eres blanca;
la muerte, si eres pura;
la sombra, si eres luz?
Seré,
si tú lo quieres,
el resistente escudo
que del dolor defienda
tu corazón desnudo.
Y si eres girasol,
seré la parte oscura
que en hondo desconsuelo,
sin ver jamás los astros,
se inclina siempre al suelo;
tú, la que mira al sol.
el resistente escudo
que del dolor defienda
tu corazón desnudo.
Y si eres girasol,
seré la parte oscura
que en hondo desconsuelo,
sin ver jamás los astros,
se inclina siempre al suelo;
tú, la que mira al sol.
La
muerte está muy lejos;
anciana y errabunda,
evita los senderos
que el rubio sol fecunda,
y por la sombra va.
Camina sobre nieve,
por rutas silenciosas,
huyendo de los astros
y huyendo de las rosas;
¡la muerte no vendrá!
anciana y errabunda,
evita los senderos
que el rubio sol fecunda,
y por la sombra va.
Camina sobre nieve,
por rutas silenciosas,
huyendo de los astros
y huyendo de las rosas;
¡la muerte no vendrá!
La
vida, sonriendo,
nos deja sus tesoros.
Abre tus negros ojos,
tus labios y tus poros
al aire del amor.
Como la madre monda
las frutas para el niño,
Dios quita de tu vida
cercada de cariño,
las penas y el dolor.
nos deja sus tesoros.
Abre tus negros ojos,
tus labios y tus poros
al aire del amor.
Como la madre monda
las frutas para el niño,
Dios quita de tu vida
cercada de cariño,
las penas y el dolor.
Ahora
todo canta,
perfuma o ilumina;
ahora todo copia
tu faz alabastrina,
y se parece a ti.
Aspiro los perfumes
que brotan de tu trenza,
y lo que en tu alma apenas
como ilusión comienza,
es voluntad en mí.
perfuma o ilumina;
ahora todo copia
tu faz alabastrina,
y se parece a ti.
Aspiro los perfumes
que brotan de tu trenza,
y lo que en tu alma apenas
como ilusión comienza,
es voluntad en mí.
¡Oh!
deja las tristezas
al nido abandonado;
las sombras a la noche,
los dardos al soldado
los cuervos al ciprés.
No pienses en lo triste
que sigiloso llega,
los mirtos te coronan
y el arroyuelo juega
con tus desnudos pies.
al nido abandonado;
las sombras a la noche,
los dardos al soldado
los cuervos al ciprés.
No pienses en lo triste
que sigiloso llega,
los mirtos te coronan
y el arroyuelo juega
con tus desnudos pies.
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