Cicatríz ardiente
Cavó
el orgullo
un
sombrío temblor en la bravura.
Marcó
la libertad
la
resistencia de la hoguera.
Descubrió
un sueño
el
sobresalto de la medianoche.
Dobló
el hambre
en
la esquina ardiente de los campos
Marcó
el hombre
la
violenta pregunta.
Después
se
fué la carne
a
su lengua de pantano
y
quedó bajo el cielo
un
extraño mutismo.
Repetido
el
suceso indescifrable
nos
tumbó
la
piedad y la resistencia.
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