jueves, 19 de junio de 2014

EDUARDO FARIÑA POVEDA


 

Al incomprendido

  

La gente te perdona, mas nunca se olvida
En tu espalda llueven las miradas de desprecio
Más idílico sería para ésa gente tomar chicha de acero
A revisar las lecturas sobre tu travesía del infinito
No te acompañan cámaras para filmar tus aventuras
Tampoco la paciencia de un juicio ajeno
Siempre hay tiempo para escuchar lindas cancioncitas
También para rociar con parafina la lengua de fuego.

Está muy lejos el santuario
En donde la orgía secreta selecciona sus plegarias
De esplendor y pacto con DC. Eros
La fachada se parece mucho a los ojos de infancia
Antes de presenciar los primeros quiebres
Te duele que te aplasten como cucaracha
Más te duele aplastarlos sonriendo
Todo lo que ha pasado tan necesario como lluvia y sol
Tan impredecible como embrión sereno
Comer y ser comido
Vomitar y ser vomitado.

Y están bailando en tu cabeza las musas secretas
En donde el crepúsculo derrama en sus copas toda la botella
El santuario que es uno de ésos paisajes que se abren
A manera de un río al frente del mar y sus obscenidades
Eres la guitarra de mil cuerdas
Y falta viento para esparcir las hojas
Sube la temperatura
Y te ven entre las hojas los mismos de siempre.

DC. Eros se ha embriagado
Se marchó mofándose de todos diciéndoles que los ama
Asimismo vas tú por sobre las cabezas
Con una pequeña diferencia
Que al despertar no hayas quién te levante.

 

 

 

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