martes, 24 de junio de 2014

FERNANDO ORTEGA BENAVIDES


 

Los años que yacen en tu boca

 
 

Dos copas de vino en una mesa
cuyo mantel ha caído y nadie recoge

Un brazo se mueve porque pienso
que el brazo se mueve
y aún no consigo apuntar las cenizas
al cenicero en la mesa cuyo mantel
ha caído y nadie recoge

Pero estás tú y con tu falda puedes cubrir
la verguenza de las manchas de vino
las gotas que se expanden
por un torpe movimiento de brazos

Recuerdo que Soy hasta un año
.....yendo hacia atrás
ese tiempo se acorta brutalmente
cuando me miras así
soy el resto de los años y la fuga
y las horas son un juego, las luces
cayendo y resistiéndose en tu pelo
-un adolescente no puede apuntar al cenicero
ni puede contener el tiempo
con esos ojos, cabernet sauvignon-

Puedes albergar, no cabe duda
todos aquellos años que fui y no recuerdo
pues ellos entraron en tu iris
y se fueron a lo hondo de tu paladar
entonces con firmeza los retuviste
por si alguna vez se secaran
prediciendo la escasez que me abarca

La gota se desliza en la botella
gimiendo el quejido de los años
-síntesis de la anterioridad-
ya no hay motivo para ellos
y caen junto a la ceniza, sauvignon
aquel cosquilleo en tu paladar es solo eso
la omisión del tiempo, buscando un buen lugar
donde descansar.

 

 

 

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