miércoles, 4 de junio de 2014

PEDRO ANTONIO ARAYA




 

Ciego del sello dulce en las bocas
deshielando recién su corpiño entrelazado
par
                   ciegos y par
estallido fuimos a ser entre las sábanas
saliendo algo pasó temblando su bruma su huidizo
sexo por nosotros
y llegamos al mar al final del mar
de fulgir el cuero aleccionado contra el mundo
silenciotendidos
creímos ver una gran lágrima que nos tragaba
por pródigos y dimos en acuerdo el nos
porque entonces ya no seguíamos a nada ni a nadie
queríamos devueltas las preguntas
y aquello era pura pasión
puro aún
honrados decidimos descorchar las pocas botellas
que trajimos para beber
por la suerte de los diluvios y las de historias
que se escucharían hasta entrada la noche en los boliches
del sur y hasta nos dijimos diluvio un poco (había querido orinar
sobre los fascinantes monumentos
lejos crujían otros días te dije quizás más hermosamente
-cambiémonos- agarramos maletas y todo) en eso acordándonos
del tú y yo sacando el caído mármol de las faldas
de los cafés de Berlín y sus hermosas y tristes mujeres
amados vencidos dimos a la ganancia dos orquídeas
y todo parecía ser como en la niñez armados de
juego y orquídeas         para los muertos juego y rosas
para los enamorados    risas sin risas    y mirar el cielo por pastos
y tú agarraste el chal que tu abuela te había tejido
aún en el regazo arrullaste entero      el firmamento era un canto
encendido lo arrullaste entre los senos llegando casi a las aguas
                                                         destapados de blancos
y lo soltaste para que volara     y como la vida repitiéndonos
el morir       la belleza y su resurrección        fuimos
por otro diafragma a morir
                                         dormir tal entonces vez soñar
largo viendo en ello creí decirte algo así como la alegría.

 

(para Ina Jennerjahn)

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario