jueves, 31 de julio de 2014

HJALMAR FLAX


 

 

Definitiva

(Es perro, mamá.)

 

 
La poesía
no es “emoción”, ni “sensación”, ni mucho menos “la naturaleza”,
aunque provoque emociones, invoque sensaciones y evoque la naturaleza.

La poesía
se hace con palabras.

Si no tiene palabras no es poesía.

La poesía
comienza en la palabra
y, después de un proceso misterioso, termina en la palabra.

La poesía.

 

De: Cuestión de oficio.

 

 

 

VÍCTOR FERNÁNDEZ FRAGOSO


 

Ser islas

(fragmento)

 

la luz se detiene un momento
en mi ventana
sigue luego arrastrada por el viento
en su mano la dura noche izquierda
caliente incircuncisa
deja venir su leche en las iglesias
el ángel del silencio cruza sobre nosotros
las plantas son figuras religiosas
que adoramos en macetas
para no olvidar nuestro origen
con ellas
empieza y termina el universo
las gentes
figuras que captan por instantes
la luz sobre sus cuerpos
con nosotros
termina y comienza el universo
una mente sola
vivir
una pequeña luz inmensa

 

 

VIRGILIO DÁVILA


 
 

El cafetal

 
 

En el monte riqueño de la base a la cumbre,
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.

Los arbustos florecen, y las albas corolas
a los ojos simulan del que ve el cafetal,
mariposas enfermas, si en el suelo han caído,
estrellitas de nieve, si en las ramas están.

Se hacen frutos las flores, y las bayas jugosas
a los ojos simulan del felíz labrador,
esmeraldas joyantes, las que verdes se encuentran,
y joyantes rubíes, las que están en sazón.

En el monte riqueño, de la base a la cumbre,
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.


Es la tropa bizarra que se apresta a la lucha
para dar a Borinquén bienestar y esplendor,
escalando los muros de la gran fortaleza
donde el oro domina con su brillo de sol.

 

 

RAFAEL MARTÍNEZ ÁLVAREZ



 

La raza hispano-americana

  

En su "ser" nuestra raza es una y trina:
Hija de los pecados capitales,
forjada con aceros de puñales,
en un zarpazo de pasión caína.

Surgió de una sangrienta sarracina
que originaron odios ancestrales,
entre hispanos leones imperiales
y alados cóndores de la cresta Andina.

Le dio su estirpe la nación Ibera,
sus prejuicios, su sangre, su pujanza,
sus tradiciones y su lucha homérica.

Y por eso –ya en guerra, ya en bonanza–
aun se ve caminando por la América
a Don Juan, Don Quijote y Sancho Panza.

 

 

ANGELAMARÍA DÁVILA


 

Cercanamente lejos...

 

cercanamente lejos
de esta pequeña historia
expandida hacia todo deteniéndose.
se oye que dicen:
qué importa tu tristeza,
tu alegría,
tu hueco aquel sellado para siempre,
tu pequeño placer,
tus soledades
mira hacia atrás, y mira a todas partes.
yo miro,
de millones de pequeñas historias
está poblado todo:
¿importa que la lágrima
que a veces me acompaña y me abandona
se funda con el aire?
¿importa si algún rostro
tropieza con mi puño,
si algún oído atento
rueda hasta mi canción imperceptible?
¿qué importará, me digo
cuánta risa futura
fluya de mi placer hacia otra lágrima?
¿importa si mi pena
alegra la bondad de un caminante?
mirándome las uñas
y rebuscando esta pequeña historia
por dentro de mis ojos diminutos
descubro la partícula gigante
donde habito.

 

 

ANTONIO MIRABAL


 

Aún rememoro aquella tarde...

 

Aún rememoro aquella tarde ... ardía
sobre el crestón de la montaña enhiesta
rútilo el sol, corona de la fiesta
que tu belleza blanca presidía...

Tarde rubia de amor la de aquel día
en que los dos amábamos... la orquesta
inundaba la espléndida floresta
de una lluvia de tibia melodía...

Muchas tardes van ya, pero ninguna tiene
el mismo esplendor de luz de aquella
tarde de luna y sol y de fortuna...

Por eso cada tarde en mi alma, sella
un símbolo de amor: la blanca luna
vagando en torno de la tarde aquella.

miércoles, 30 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

Majestad Negra

  

Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo –gongo y maraca–
ritma una conga bomba que bamba.
Culipandeando la Reina avanza,
y de su inmensa grupa resbalan
meneos cachondos que el congo cuaja
en ríos de azúcar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra,
el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra,
y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tórtola, rosa de Uganda,
por ti crepitan bombas y bámbulas;
por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
sus, mis cocolos de negras caras.
¡Tronad, tambores; vibrad, maracas!
Por la encendida calle antillana
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
va Tembandumba de la Quimbamba.

 

 

VIRGILIO DÁVILA





La tierruca

 
 
Es el móvil océano gran espejo
donde luce como adorno sin igual
el terruño borincano, que es reflejo
del perdido paraíso terrenal.

Son de fáciles pendientes sus colinas,
y en sus valles, de ríquisimo verdor,
van cantando bellas fuentes cristalinas
como flautas que bendicen al Creador.

Primavera sus mejores atributos
muestra siempre generosa Borinquén.
En los campos siempre hay flores, siempre hay frutos:
¡Es Borinquén la mansión de todo bien!

Aquí nace el puro ambiente que respiro,
y se asienta la morada en que nací,
y ese sol resplandeciente que yo admiro,
aquí nace, aquí brilla y muere aquí.

De mis padres fue la cuna, y ella encierra
las más santas afecciones de mis ser.
¡Yo no cambio por ninguna esta tierra
donde tuve el privilegio de nacer!

 

 

 

RAFAEL ACEVEDO


 

Los motivos de Caperucita

  

Hoy caí malo con la luna
sin el hilo rojo que lo confirme.
Café amargo la mañana
el lobo se quedó esperando

esperando que la navaja asuma
su crema de afeitar y afirme:
“Caperucita está sana”.
El lobo se quedó esperando.

Será leche almacenada, la suma
de cosas que esperan que firme;
trasquilado soy de lana.
Hoy caí malo de la luna,
el lobo sale saliendo
sin el hilo rojo que lo confirme:
Caperucita se queda esperando.

 

 

HJALMAR FLAX


 
 

Fuegos artificiales

 


Poderosa alegría la esperanza
cuando uno espera al otro,
quieta en el corazón como diamante
en su estuche de terciopelo rojo,
callada como flor en su capullo
sepultada como centavo nuevo
en el puño de un niño.

Todo se abre cuando el otro llega:
el estuche, el capullo, el puño, todo
abre indefensos brazos infinitos.

Todo se hace cristal por un instante,
suspendido, expandiéndose,
cayendo en aguacero de colores
sobre el tiempo y las cosas,
la explosión retumbando,
como el inmenso corazón de todo.

 

HILDA VÉLEZ RODRÍGUEZ


  

Nostalgia para el sábado

 


Los sábados me entra la nostalgia
esa que me sale de corazón adentro.
Contemplo por horas el retrato
pintado en las paredes del recuerdo.

Lo miro con mis ojos del presente,
que la nostalgia no vive en el pasado.
Veo esa imagen otrora transparente,
deslucida, desgastada.
Como quién ve una pena ajena
que no duele
o como quién mira un reloj
que se quedó parado
en una hora vieja que no vuelve.

 

 

HEIDA ZAMBRANA



 

Santa María del Mar

  

¡Yemayá tenía que ser!
Te sentí en tu basílica
de piedra y colores majestuosos.

Elevada, imponente, risueña
con el mundo a tus pies
y te pedí lo que los adeptos
piden siempre a sus dioses
y sintiendo tu mirada cómplice
nos guiñamos los ojos
nos echamos a reír
y pensamos:
Todo va bien, demasiado bien.
Gracias.

martes, 29 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

Dilema

 

Contigo estoy perdido, contigo estoy salvado.
Eres gozo y tormento, sentencia y redención.
Por ti desciendo al vórtice llameante del pecado,
por ti alcanzo la gracia divina del perdón.

Arcángel o demonio, me tienes condenado
a este vivir de muerte que arrastra el corazón.
Pasas -soplo del cielo- por mi amor angustiado,
y me quemas la sangre como una maldición.

Tu voluntad me ha hecho mendigo o potentado.
Júbilo y desaliento pones en mi canción.
Soy, en tus manos crueles, el burlador burlado,

y en el torvo dilema que afronta mi pasión,
te amo, con el más negro odio desesperado,
te odio, con las más clara y limpia adoración.

 

 

VIRGILIO DÁVILA


 

Borinquén

 

Piense de mí lo que pensar le plazca
aquel que, de altruista blasonando,
dice que tiene por su patria el mundo,
y son todos los hombres sus hermanos.

Piense de mí lo que pensar le plazca,
mientras yo declaro
que entre todas las tierras conocidas,
es Borinquén la tierra que idolatro...

¡Esta hermosa esmeralda
que engarzó Dios en medio del Océano!

 

 

 

 

RAFAEL HERNÁNDEZ RAMOS



 

Décima

  

En la dorada ribera
de mi Yauco tuvo origen
la capital aborigen
donde Güeybaná naciera.
De este varón se venera
su sublime heroicidad.
Con cría y combatividad
frente a Ponce de León
dignificó esta nación
para la posteridad.

 

 

 

HJALMAR FLAX


 
 

Invitación

 
 

Este librito que legó la suerte,
más que por bien por malaventurado,
ha caído en tus manos, resignado
lector que esperas en su espejo verte.

Léelo despacio. Busca conmoverte
repasando el camino más trillado.
Busca sentir de nuevo lo olvidado
que entonces te dio vida y te dio muerte.

Hoy que no sientes nada, que caminas
por tu existencia tibia y pasajera
entregado a automáticas rutinas,

despierta, aunque al dolor. Lo que te espera
es el recuerdo de tu amor en ruinas.
Déjate devorar por su quimera.

 

HILDA VÉLEZ RODRÍGUEZ


 

Viento de otra playa

  

No hay océano entre nosotros.
Estás aquí, aquí, cerquita.
Te siento dentro, te siento siendo.
Que eres ahora quién fuiste.
Que eres ahora quién serás.
Quien levanta mis mareas
Quien calienta mis inviernos.

Ya cesó el viento del sur
Se llevó sus olas a su playa.
Ya cesó todo intento
de separar nuestros cuerpos.
Y el dolor, si el dolor
se fue detrás del viento.

 

 

HÉCTOR SOTO VERA



 

Silencio

  

Silencio. Escucha. Te siento dentro de mí.
No ves mis ojos, ¿cómo te ansían? Silencio. Calla.
¿No ves cómo anhelo oír de tus labios un Sí?

Te busco dentro del perfume,
dentro del aliento de una flor.
Te concibo en lo eterno: en el amor.

Calla. Háblame en el silencio de labio a labio,
de boca a boca. Dáme tu aliento perfumado.
Dáme tus besos y luego… ¡ámame!

lunes, 28 de julio de 2014

TATO LAVIERA


 

Niuyorican

 

yo peleo por ti, puerto rico, ¿sabes?
yo me defiendo por tu nombre, ¿sabes?
entro a tu isla, me siento extraño, ¿sabes?
entro a buscar más y más, ¿sabes?
pero tú con tus calumnias,
me niegas tu sonrisa,
me siento mal, agallao,
yo soy tu hijo,
de una migración,
pecado forzado,
me mandaste a nacer nativo en otras tierras,
por qué, porque éramos pobres, ¿verdad?
porque tú querías vaciarte de tu gente pobre,
ahora regreso, con un corazón boricua, y tú,
me desprecias, me miras mal, me atacas mi hablar,
mientras comes mcdonalds en discotecas americanas,
y no pude bailar la salsa en san juan, la que yo
bailo en mis barrios llenos de tus costumbres,
así que, si tú no me quieres, pues yo tengo
un puerto rico sabrosísimo en que buscar refugio
en nueva york, y en muchos otros callejones
que honran tu presencia, preservando todos
tus valores, así que, por favor, no me
hagas sufrir, ¿sabes?

 

 

 

VIOLETA LÓPEZ SURIA


 

Algo debí decirte

 

Algo debí decirte y hoy me pesa.
Orfeo, cuánto amor, cuánto silencio;
me conformé al oirte, nada dije,
ni siquiera te dije que te quise.

La voz se me agolpaba en mis entrañas
dejándome caer en tu mirada.
Tu canción a las venas me llegaba
y en tus ojos quedé joven y triste.

Hoy me pesa el silencio sin silencio,
esta lluvia, esta muerte por tu muerte
quedada desde mí para no verte.

Si al menos me inventara cosas dulces
y tú volvieras para yo decirlas.
¡Cuánto valen las cosas ya perdidas!

 

 

 

 

 

VÍCTOR HERNÁNDEZ CRUZ


  

Panoramas

  

La flora
Parecía como libros en estantes
Fuera del horizonte y disponibles.

Jobos de poesía de guanábana,
Madrigales de papaya,
Haikus de lima
En su momento perfecto
A través de abundantes raíces
De maracuyás–
Junto a enciclopedias de panapén–
Saludando el aire
Antes de que sermonee
A los que se asoman por las ventanas
Una invitación lujuriosa–
Humedad amarilleando las páginas–
Pájaros verbales blancos batiendo las alas
En capítulos.
Picos que ponen en verso la prosa.
La posición del campamento invadida
Por insectos–
Mordiendo la historia que merodea
En las Cavernas
Conocidos para los reptiles de la investigación,
Y escritos en el alba de los gallos.

 

 

 

VILMA REYES DÍAZ


 

Amanecí

 
 
Amanecí
con la sensación de tus manos en mi cintura
me estremeciste el alma,
se izaron veredas sobre mis colinas
en mis llanos saturados de guerras continuas
sin artimañas.
Me levanto
con el sigilo de tus dedos enredados en mi cuerpo
y el sorbo del café sobre mi boca
evocando en cada trago
la pureza de tu beso en mis labios.
Una brisa rumorea a mi espalda
nada es cierto
pero me ha dejado un río sonoro de aves
en mis pechos.

 

 

TOMÁS BLANCO

 


Unicornio en la isla


 
Isla de la palmera y la guajana
con cinto de bullentes arrecifes
y corola de soles.
Isla de amor y mar enamorado.
Bajo el viento:
Los caballos azules con sus sueltas melenas,
y con desnuda piel de ascuas doradas,
el torso de las dunas.
Isla de los coquís y los careyes
con afrodisio cinturón de espuma
y diadema de estrellas.
Isla de amor marino y mar embelesado.
Bajo los plenilunios:
húmedas brisas, mágicas ensenadas,
secretos matorrales....
Y el unicornio en la manigua alzado,
listo para la fuga, alerta y tenso.

 

 

VIOLETA PUJOLS


 

Mujer

 
 
Llevas la falta de Eva
el pecado de Adán
más se encuentra en ti
la virtud de María.

Pares con dolor
por designios del Padre.
De nada careces
en ti habita
la grandeza del universo.

El temor no encuentra
lugar en tu pecho
fuerza y honor
son tus vestiduras.

No hay nación
que no te deba un líder.
Llevas el peso del mundo
en tus espaldas.

Llena eres de Gracia.
Eres Mujer.

domingo, 27 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

Los funerales del amor

 

El cielo sucio del creyón, el viento
sugeridor de danzas espectrales;
las montañas monstruosas en la cruda
pesadez de la atmósfera; las calles
sombrías y terribles con sus casas
húmedas y sus hórridos zaguanes,
y con la pesadilla lujuriosa
de sus hombres sanguíneos y carnales.

Ella estará aburrida
viendo tras los cristales
de su ventana, cómo van cuajando
las sombras de las nubes. El paisaje:
afilados cipreses, tierras blancas,
rocas de cal y caminos de almagre,
se rendirá en un bíblico sosiego,
y la pompa enfermiza de la tarde
perderá el oro vago de sus lustres
en las espesas brumas fantasmales.

Habrá una hilera lila
y en beatitud de tenebrosos frailes,
a cuyos puntiagudos cráneos secos
dará un macabro fósforo la tarde.

Entonces ella sentirá en el alma
congelársele informes claridades,
inmensos candelabros esqueléticos,
cirios gastados como tiernas carnes,
y un leve hedor de rosas putrefactas,
húmedas de rocío y de vinagre.
Después, las blandas tierras removidas,
y el rumor de las palas implacables.

Se tapará los ojos
y una campana doblará en la tarde,
mientras bajo las sombras pensativas
de los cipreses orarán los frailes.

Luego, la inanidad, los horizontes
inútiles, las torvas soledades,
afilados cipreses, tierras blancas,
rocas de cal y caminos de almagre,
y una luna sulfúrica y tremenda
toda bañada en sangre.

 

 

REINALDO SILVESTRI


 

A la mujer que espero

 

Mujer, hermana de mi euforia.
Abre tu nicho blanco
a los siete volcanes marinos
que gritan por mi sangre.
Tus carnes son hermanas
de mis ebrios espasmos.
Es hermano el llamado que tus ojos maldicen.
Alárgate en la hora del vendaval oculto.
Salta al instante que goza eternidades.
Presta tus hermosuras a mis bermejos ritos
y ¡date, date, date!...
conoce mis cantares
y agólpate en la esquina
en que explota mi carne.

 

 

ROSA VANESSA OTERO


 

Antes fue el silencio...

 

Antes fue el silencio sobre la laguna.
Hasta que el primero de nosotros
hundió sus pies en el cieno.

Era difícil caminar sobre el lodo.
Caminamos.
Hasta que el primero de nosotros
se alzó sobre zancos de madera vieja.

No era fácil mantener el equilibrio.
Caímos varias veces.
Hasta que el primero de nosotros
construyó un puente de tabla y un callejón.

Fue tedioso caminar sobre los puentes.
Hasta que el primero de nosotros
fabricó un caballo de palo y paja
al que llamamos Camarero.

Entonces, de tierra firme
llegaron en automóviles
hombres bien vestidos
e hicieron apuestas.

Ese día descubrimos
que más allá del Caño
se alza otra ciudad
que avanzará hasta nosotros
con la velocidad de un tranvía.

Corrimos despavoridos
al oír la trompeta del hipódromo.

Hasta que el primero de ellos
nos ofreció dinero
y el primero de nosotros
cambió sus zancos, puentes y callejones,
el caballo y el hipódromo
por una muralla, una avenida,
un carro viejo y un residencial.

Y nos aplaudieron.

Hasta que el primero de nosotros
reclamó título de propiedad.

 

 

 

LUIS MUÑOZ RIVERA

 


Patriota

 
 
Con las ropas en bello desorden,
la frente marmórea de rizos poblada,
balbuciendo los trémulos labios
confusas palabras,
un niño dormía
soñando una patria.

Oh! ¡qué hermosa, riente y espléndida,
altiva y heroica, viril y gallarda
la veía surgir de las ondas
rugientes y bravas,
con su veste de espumas cubiertos
el torso de ninfa, las formas de estatua!

Corrieron los años;
el niño, en su tierra, creció como un paria;
vio la fusta estallar implacable
del siervo en la espalda;
mirar pudo en el rostro del César
sonrisas de lástima;
la sangre, rebelde,
subió a sus mejillas en brusca oleada;
y después... en sus noches de insomnio,
evocando a la ninfa soñada
¡qué mezquina, qué pobre, qué triste
solía mirarla!

¡Ay! el sueño... ¡qué dulce y alegre!
La verdad... ¡qué desnuda y amarga!
Por eso el mancebo
pensando en la patria,
sintió muchas veces sus ojos marchitos
llenarse de lágrimas.

 

 

RAMÓN FELIPE MEDINA

 

También

 
También en la mañana es la tristeza
un pájaro que muerde las entrañas,
para robarle al día
la luz de sus albores,
dejando como un hueco sin fondo de nostalgias.
También en la mañana es la tristeza
un pájaro de hielo que se triza,
porque la muerte llega
sobre un recién nacido
y deja sus venitas congeladas.
Lo sé, porque ha llegado con el aire
el ángel cuyo dardo misterioso
penetra con sigilo
al fondo del aljibe,
donde el presagio hiere nuestras almas.
Y por mis venas, con glacial premura,
un río de tristeza hacia la muerte
avanza, mientras suelta
sus últimos fulgores
la estrella del albor hasta quedarse en nada.

 

 

HJALMAR FLAX


 

Poiesis



Escribe el escritor y al escribir
desde la más profunda soledad
donde se empoza impuro el sedimento
del sueño y la vigilia que es su vida,
a ese rincón de olvidos, a ese sótano
secreto acude, escarba, yace, busca
consigo estar callado en su desorden,
entre sus trastos como un trasto más.
Entonces, quizá entonces, sólo a veces,
alguna oblicua luz que no le llega
de sol ni de bombilla, le relumbra
el papel sobre el cual junta sonidos,
cadencias de palabras, que no caen
desde el distante mundo sino desde
su propia sangre viva hasta su mano,
menguada ya la fuerza originaria,
dejando trazos que parecen versos.

 
Cuestión de oficio

 

sábado, 26 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

Místico

 
 
Envuelta en una magia de rosados candores,
Sobre un reclinatorio de nardos y azahares,
Tu cuerpecito lleno de inocentes temblores
Dormía su narcisismo, ajeno a las pesares.

Velaba tu alma honesta vago romanticismo:
Doradas mariposas, quiméricos jardines,
Fuentecillas gimiendo en su solitarismo
Como un encantamiento de notas de violines.

Abismada en el prisma que la niñez ponía
Ante tus ojos, negros como los sinsabores,
Tu vida era crátera de rica fantasía.

Y, núcleo de una alegre cáfila de rumores,
Eras como el preludio de suave melodía
Que el céfiro nocturno remeda entre las flores.

 

 

 

REINALDO SILVESTRI


 

Mujer mar

 

El incesante mar
que en tus ojos grita,
abre caminos
a mi pensar marino.
Surges ola gigante
a romper mis arenas
y despiertas vendavales
de fogajes ocultos...
Hay días en que duermes
reposada en las velas.
Luego te revientas
en ímpetus playeros
y destrozas murallas
y conquistas islas
de niveles proscritos.
Por pensarte te miro
en noches en que echada
en tu red de tinieblas,
parece que sollozas
remotas latitudes...
A días hecha sol
te relames de sales.
Me pulsas y me arrastras
como piedra de gloria
a tus suaves delirios.

 

 

 

 

RUFINO HUÉRTAS


 

Decepción

 

A las puertas llamé de la Verdad
y salió a recibirme la Mentira;
entonces me quedé como el que mira
al fuego, destruyendo a la heredad.

Quise ver después a la Amistad
y la hallé transformada en una lira
en que vibra la cuerda que se estira
con mayor o menor intensidad.

Después de tan amargo desengaño,
retiréme a mi hogar, entristecido
lamentando el error en que he vivido.

Entre tanta mentira y tanto engaño
hoy me es indiferente cuanto veo
y ni en la paz de los sepulcros creo.

 

 

RAFAEL CUEVAS ZEQUEIRA


 

La canción de la belleza

  

Cuando Ríes:

En la risa seductora de tus labios carmesíes,
hay arpegios que no sabe modular un ruiseñor;
hay cadencias deliciosas en que bulle la alegría,
y en el pétalo encendido de tu boca de ambrosía,
hay caricias que subyugan y hay perfume embriagador.

Cuando Miras:

En la noche de tus ojos con que anhelos mil inspiras,
hay destellos que los astros no pudieran imitar;
y refulgen tus miradas de radiantes centelleos:
resplandores misteriosos de la hoguera del deseo,
a la luna dando envidia cuando riela sobre el mar.

Cuando Lloras:

En tu rostro peregrino con que a todos enamoras,
hay tristezas desoladas que subliman tu beldad;
y en la célica armonía de tu imagen, se retrata,
cuando aleve alguna pena te castiga o te maltrata,
de una virgen sin amparo la doliente majestad.

¡Oh, mujer de mis delirios! Cuando alegre tú sonríes,
yo me muero por un beso de tus labios carmesíes.
Me deslumbra si me miras, de tus ojos el fulgor;
mas, si lloras, enmudece, con tu llanto mi ansia loca,
y una voz dice en el fondo de mi pecho que te invoca
¡que es sagrada la belleza, con el nimbo del dolor!

 

 

 

LUIS MUÑOZ RIVERA



Abismos

 

Dios puso en los abismos del espacio
esos vapores tenues,
que, en nube convertidos, se coloran
con tinta suave cuando el alba viene.

La nube engendra el rayo
que esparce por doquier estrago y muerte:
¡culpad a Dios, que derramó en la altura
del huracán el germen!

Dios puso en el cerebro esas ideas
que poderosas crecen
y, comprimidas sin piedad, estallan
soberbias, indomables y rebeldes.

La rebelión engendra
brisas de fuego y ráfagas de muerte:
¡culpad a Dios que puso en el cerebro
del huracán el germen!

 

 

 

 

RAFAEL RIVERA OTERO


 

Resignación

  

¿Qué tienes, pobre árbol, que al camino te inclinas
como si te agobiara tu corona de espinas?

El polvo te sofoca y en su carrera loca
tus hojas que eran verdes en amarillas troca.

En vez de amar las nubes amas al pobre barro
que salpica las ruedas rechinantes del carro.

Y aún así en tu miseria te inclinas al camino
como queriendo darle tu sombra al peregrino.

Es humilde tu vida al parecer, más cuando
la brisa pasa leda por tus hojas, cantando,

yo sé que te estremeces de emoción, y que sabes
entender lo que dicen en tus ramas las aves.

Cuando el viento iracundo trae amagos de muerte
y sacude tus hojas, te he visto estremecerte

de rabia. Yo conozco que en tu savia se agita
algo que sufre y calla, que sueña... ¡Oh, infinita

ilusión! Yo conozco que existe en tu destino
un anhelo muy grande por seguir el camino.

Quieres ser el origen de tus propias mociones,
no servir de juguete pueril a los ciclones.

Odias la inercia. Quieres seguir la caravana,
pero si aún es más triste, ¡la caravana humana!

Donde estás haces bien. Donde estás sueñas, vives.
¡Quién habrá que reciba más de lo que recibes!

Resignación.... Soporta con sonrisa de estoico
el callado tormento de tu vivir heroico.

Sonríe a todo: al cielo, al ciclón, a las brisas,
¡y verás como todos te devuelven sonrisas!

Pon un poco de gracia sobre tu negro sino
para brindar tu sombra sedante al peregrino.

Y sentirás, pobre árbol que al camino te inclinas,
cómo ya no te agobia tu corona de espinas.