domingo, 27 de julio de 2014

LUIS MUÑOZ RIVERA

 


Patriota

 
 
Con las ropas en bello desorden,
la frente marmórea de rizos poblada,
balbuciendo los trémulos labios
confusas palabras,
un niño dormía
soñando una patria.

Oh! ¡qué hermosa, riente y espléndida,
altiva y heroica, viril y gallarda
la veía surgir de las ondas
rugientes y bravas,
con su veste de espumas cubiertos
el torso de ninfa, las formas de estatua!

Corrieron los años;
el niño, en su tierra, creció como un paria;
vio la fusta estallar implacable
del siervo en la espalda;
mirar pudo en el rostro del César
sonrisas de lástima;
la sangre, rebelde,
subió a sus mejillas en brusca oleada;
y después... en sus noches de insomnio,
evocando a la ninfa soñada
¡qué mezquina, qué pobre, qué triste
solía mirarla!

¡Ay! el sueño... ¡qué dulce y alegre!
La verdad... ¡qué desnuda y amarga!
Por eso el mancebo
pensando en la patria,
sintió muchas veces sus ojos marchitos
llenarse de lágrimas.

 

 

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