viernes, 30 de enero de 2015

ANTONIO GALA



Sonetos de la Zubia. Nº 52
 

He llegado hasta el último venero
y he regresado sin haber bebido.
Lo que temí perder ya lo he perdido.
Lo que esperé ganar ya no lo espero.

No habrá de hacerse el corazón de acero
a la dura costumbre del olvido,
que anoche en este huerto me ha vendido
un beso en la mejilla traicionero.

Tan sin remedio estoy, tan acabado,
que me alegra saber que al mediodía
estaré, por mi bien, crucificado.

No me traigan vinagre en la agonía.
Será fácil morir si no está al lado
aquel amor que entonces yo tenía.

 

 

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