Bajo
el arduo sopor del mediodía
Vuelvo y veo tus ojos, esa noche.
Vuelvo y veo tus ojos, esa noche.
Al
volver abriste la puerta
y para verme mejor preguntaste la hora:
eran la una y cuarto.
y para verme mejor preguntaste la hora:
eran la una y cuarto.
Tu
cuerpo exigía otro cuerpo.
Y eso obtuviste.
Y eso obtuviste.
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