miércoles, 13 de mayo de 2015

CARMEN ALARDÍN


 
Muerte precoz

 
No murió por su rabia
   ni en el punto
que la muerte deseara
   su silencio.
Murió por un designio
   inexplicable.
Sin ver los cielos
   nuevos.
Sin despegar sus alas
   del misterio.

 

 

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