NO me
esperes
-te dije-
junto a la adelfa,
que la adelfa es amarga
y eres doncella.
-te dije-
junto a la adelfa,
que la adelfa es amarga
y eres doncella.
(La tarde era de verde
como fruta que empieza.)
como fruta que empieza.)
Espérame
-te dije-
allí donde no sea
turbia la luz, ni el aire,
ni el agua de la acequia.
-te dije-
allí donde no sea
turbia la luz, ni el aire,
ni el agua de la acequia.
(La tarde era naranja
como una fruta nueva.)
como una fruta nueva.)
Pero
tú me esperaste
-muchacha-
donde era
amarga la dulzura
de tu boca entreabierta.
-muchacha-
donde era
amarga la dulzura
de tu boca entreabierta.
(La tarde era amarilla
como una fruta seca.)
como una fruta seca.)
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