domingo, 18 de octubre de 2015

LUIS ENRIQUE BELMONTE



  
IV



Es tarde, el sol se quiebra en las ondulaciones de un agua oscura.
Voces tardías devuelven el eco
del caminante extraviado.
Abajo los portales, las sillas, la madera, el fuego abajo.
Ya el dolor siempre amarillo,
ya el umbral, el bostezo, el aroma del cansancio
en los gestos que te animan.
Es tarde y se podría decir que no de tiempo
sino de alas, de boca, de manos voladoras.




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