lunes, 7 de diciembre de 2015

CARMEN JODRA DAVÓ



  
2. La soledad, no el ocio como dicen...



La soledad, no el ocio como dicen,
es la madre del vicio.
Yo, para descender el precipicio,
aguardé hasta que nadie me mirara.

Al dejar que mis manos se deslicen
          por la pared de roca,
cuido siempre que no haya ojo ni boca
que hable de mí ni pueda ver mi cara.

          Lo que entonces no hice
          fue sospechar que acaso,
invisible, miraba y sonreía

el Mismo que hoy se dice:
"Ya dado el primer paso,
esta pobre muchacha será mía".


De "El ciclo satánico"



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