Sin
atajo.
Abatido
como la soledad del reptil,
como
el juglar que solloza
por
sus pergaminos,
por
la lejanía de unos labios.
Consumido
bajo la torre de las negaciones.
Perseguido
por las burlas que vienen
más
allá de las columnas.
Y tu
recuerdo como una gárgola implacable
sacándome
las venas,
como
una criatura imbatible
apaleándome
la cabeza,
dejándome
sin espada
sin
atajo.
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